Proverbios 24:24 Mostrar el Capítulo y las notas   24 El que dice al impío [aquellos que todavía están pecando]: "Eres justo", los pueblos lo maldecirán; las naciones lo detestarán.3 [Cualquiera que todavía esté pecando es impío. Los predicadores del cristianismo de Babilonia le dicen a sus seguidores que a pesar de que ellos todavía están pecando, ellos son justos porque creen en Jesús. Siguiendo esa lógica errónea, los demonios son igual de justos. Esos seguidores engañados a quienes se les dijo que eran justos y se les prometió el cielo cuando todavía eran cautivos del pecado maldecirán a los predicadores que guían a los ciegos quienes los llevaron hacia el hoyo y el infierno después de la muerte. Hay una justicia imputada que viene con la medida de la fe recibida con el fruto del Espíritu, el cual es dado a aquellos que han crucificado su espíritu egoísta e impío en la cruz interna de la negación propia, pero no antes. Creer en Jesús no es la fe que imputa la justicia; vea la nota 2 de Romanos 3 para detalles acerca la justicia imputada.] |
3 El que dice al impío [aquellos que todavía están pecando]: "Eres justo", los pueblos lo maldecirán; las naciones lo detestarán. Esto es exactamente lo que el cristianismo le dice a sus miembros de hoy en día: a pesar de tus pecados, tú eres justo porque crees en Cristo. Esta es una horrible mentira, y todos los predicadores que están predicando estas mentiras serán maldecidos por el pueblo, y las naciones de todo el mundo los aborrecerán. Hay una justicia imputada cuando usted recibe el fruto del Espíritu, el cual incluye recibir la fe; pero eso sólo ocurre después que usted ha crucificado su naturaleza pecaminosa en la cruz interna de la negación propia. (Vea la nota 2 de Romanos 3 para los detalles con respecto a la justicia imputada.) Hasta entonces el pecado es pecado.
Jesús no eliminó el pecado. Cristo es el fin de la ley como medio para alcanzar la justicia para todo el que cree, pero la ley que está en el corazón de todo hombre todavía está viva y debe ser observada. Jesús no eliminó el castigo por robar, asesinar, mentir, codiciar, odiar, etc. De hecho Jesús fortaleció la ley, haciendo aún más difícil ser obedientes. El cambió "ojo por ojo", a "da la otra mejilla; ama a tus enemigos, bendice a los que te maldicen, hazle bien a los que te oidan, y ora por los que te ultrajan y te persiguen." Él hizo del adulterio no sólo el acto, sino el pensamiento en el corazón. Él hizo del asesinato, no sólo el acto, sino el enojo y el odio en su corazón. Él nos dijo que no devolviéramos el daño o el insulto. Nos dijo que restringir el pecado no era suficiente, sino que estábamos contaminados por lo que estaba en nuestros corazones; por lo tanto nuestros corazones deben ser limpiados del deseo o la inclinación para pecar. Él dijo:
Ahora, Jesús es justo. Él no hubiera aumentado estos mandamientos para nosotros, a menos que hubiera una maner de obedecerlos; esa manera es ir a él, esperar y velar en silencio, escucharlo, oírlo y obedecerle — el arrepentimiento — la cruz interna de la negación propia. Purificad vuestras almas a la obediencia a la verdad, 1 Ped 1:22.
Estos guías ciegos, que se hacen pasar por ministros de Cristo, le dicen a usted que usted tiene la justicia de Cristo, así que no necesita nada.
Ellos le dicen que confíe en la "justicia imputada de Cristo" a nosotros, basado en nuestra fe; como lo fue con Abraham.
Hay una justicia imputada que viene después de que nosotros hemos crucificado nuestra naturaleza pecaminosas por medio de la obediencia en la cruz.
Pero Abraham obedeció la voz de Dios. Eso no es obras de la ley, es es obras de obediencia y amor a Dios.
Como Abraham después fue circuncidado, así nosotros debemos recibir la circunsición espiritual - nuestro corazón es circuncidado del pecado.
Como Abraham ejerció su fe para dejar su hogar para ir a una tierra nueva - así nosotros debemos abandonar el mundo para entrar en el reino de Dios.
Como Abraham ejerció su fe al obedecer la voz de Dios, estando dispuesto a sacrificar a Isaac— así nosotros también debemos crucificar nuestra vida egoísta para salvar la vida de nuestra alma.
Si Abraham no hubiera obedecido a la voz de Dios en todo lo recién mencionado, usted estaría leyendo acerca de otra persona en vez de Abraham.
Vea la nota 2 de Romanos 3 para los detalles con respecto a la justicia imputada.
- Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. 1 Cor 15:34.
- ¿No sabéis que a quien os rindáis para obedecerle como esclavos, sois esclavos del que obedecéis; ya sea del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la justicia? Rom 6:16
- Hijitos, nadie os engañe. El que practica justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. 1 Juan 3:7-8
Jesús sólo habló, juzgó e hizo lo que Dios le ordenó e inspiró; para practicar justicia también debemos ser capaces de sólo hablar lo que le oímos a Él ordenarnos que digamos y sólo hacer lo que Dios nos ordena a hacer. Esta habilidad sólo viene después que hemos crucificado nuestro espíritu egoísta, a medida que el pecado es destruído por el Espíritu al llevar la cruz interna de la negación propia; entonces estamos caminando el mismo camino que Él caminó y estamos en el mundo como Él estuvo con perfección, pureza, y santidad.- Porque nosotros por el Espíritu aguardamos pacientemente por la fe la esperanza de la justicia. Gál 5:5
La fe viene al recibir el fruto del Espíritu. Gál 5:22-23 a continuación. Sólo cuando usted ha producido fruto, caminando en amor, cumpliendo la ley, entonces a usted se le imputa justicia; y entonces ninguna ley se aplica a usted.- Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: --De veras, me doy cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino que en toda nación le es acepto el que le teme y obra justicia. Hechos 10:34-35
- Porque esto lo sabéis muy bien: que ninguna persona sexualmente inmoral, ni impura, ni codiciosa, quien es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con vanas palabras, porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los que son desobedientes. Efe 5:5-6.
Usted tiene que llegar a ser puro para tener una herencia en el reino de Dios y de Cristo.
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