1 Corintios 2:13 Mostrar el Capítulo y las notas   13 De estas cosas hablamos, no con las palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu,4 explicando la verdad espiritual con palabras espirituales. [Con respecto a las palabras del Espíritu Santo, Jesús dijo: "lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me dice que hable. El que habla de sí mismo busca su propia gloria, pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia." Juan 12:50,7:18.] |
4 Pablo dice: hablamos lo que el Espíritu Santo enseña. Pablo no habló con su mente carnal, la cual es enemistad contra Dios. Pablo no habó de su imaginación, hinchado con vanas palabras. Pablo no era como todos los ministros de hoy: que hablan con sus mentes carnales, citando la Biblia como si la opinión de ellos fuera su significado, siendo ministros de la letra; no como Pablo que era un ministro del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. Las palabras de la carne no aprovechan para nada; las palabras que Jesús (o el Espíritu) hablan son vida; todas las otras palabras vienen de la naturaleza de la muerte. Los ministros que predican sin las palabras proporcionadas por el Espíritu Santo, son apóstoles falsos y ministros de Satanás, transformados para aparecer como ministros de justicia. 2 Cor 11:13-15. Jesús, quien sólo habló lo que el Padre le dijo que hablara, dijo que cualquiera que hablara sus propias palabras, estaba buscando gloria para sí mismo, pero aquellos que hablan palabras que provienen de Dios, buscan la gloria de Dios; y que un discípulo no está por encima de su maestro, sino que cuando un discípulo sea perfeccionado, él será como el maestro — capaz de hablar lo que el Espíritu Santo le ordena que hable. Juan 7:18, Lucas 6:40.
A menos que usted sólo hable las palabras que oye del Espíritu al momento antes de hablar, usted no es apto para ministrar. Si usted habla cosas con su mente carnal acerca de Jesús o Dios, ellas no alcanzan el corazón de sus oyentes. Más bien usted está hablando con la naturaleza de la muerte, y usted está esparciendo porque no está recogiendo con Él. Jesús dijo: "No estéis preocupados de cómo o qué responderéis, o qué habréis de decir. Porque el Espíritu Santo os enseñará en esos momentos lo que se debe decir." Lucas 12:12. De la Palabra del Señor en el interior:
- "Los piadosos esperan mis instrucciones porque yo desearé que se hagan muchas cosas.
- Servir sin oír es poner su vida en peligro. Dios, sálvanos de los dichos de nuestra boca.
- Una palabra hablada por medio del Espíritu requiere que oigas lo que el Espíritu te dice.
- Habla sólo lo que se te diga que hables.
- Todas las palabras de Él y sólo sus palabras se deben hablar; el propósito es prevenir que alguien salga sin autoridad, lo cual puedes ver que crea problemas.
- Cuando tú hablas palabras de tí mismo, no importa lo que digas; las dices con el espíritu equivocado, y usted no alcanza el corazón de sus oyentes.
- Aquellos que toman una acción dirigda salvarán sus vidas y las de otros.
- Domina el seguir.
- Todos oyen lo que el Espíritu dice; esto haces tú.
- Tú haces lo que Dios ha ordenado y sólo eso; nosotros hacemos lo que Él nos dice."
Las palabras que usted hable deben ser oídas del Espíritu en el mismo momento antes de que usted hable, y no palabras que son leídas o aún palabras que usted oyó previamente un mes atrás, o una semana atrás, o una hora atrás. Dese cuenta que usted será tentado por el enemigo muchas veces a predicar antes que usted oiga lo suficientemente bien como para hablar sólo palabras oídas en ese momento, porque hay muchas voces; tengan cuidado de los profetas falsos; y tengan cuidado de llegar a ser profetas falsos ustedes mismos, hablando de la memoria de su mente carnal acerca de Jesús o de Dios. La voz de la oposición puede ser indistinguible de la voz del Señor. El enemigo pretenderá ser el Señor, siempre tentándolo a hacer algo malo que usted quiere hacer, o tentándolo a hacer algo que a usted se le ha dicho que no haga. Cuando el enemigo tenga éxito en tentarlo, entonces los mensajes que usted recibirá llegarán a ser más del 90% del enemigo, y el Señor sólo repetirá sus advertencias y órdenes suavemente y muy infrecuentemente, las cuales serán contrarias a lo que usted estará haciendo; pero porque usted va a tener tantos mensajes más de parte del enemigo animándolo a continuar en el camino equivocado, será muy fácil pensar que los mensajes del Señor son del enemigo. El enemigo también habla con mensajes que son obviamente no del Señor, pero que critican o se quejan acerca de lo que usted está haciendo mal, convenciéndolo aun más de que usted está en lo correcto.
Generalmente somos convencidos por el enemigo de que estamos sirviendo al Señor en cualquier cosa que somos tentados a hacer antes que hayamos sido cambiados suficientemente para servirle a Él apropiadamente. Piense acerca de los millones de ministros y maestros en Babilonia que están enseñando errores flagrantes mientras están escuchando mensajes, los cuales ellos piensan que son del Señor, pero que están guiándolos a ellos y a sus oyentes por el camino de la destrucción. Suponga que usted piensa que se le ha dado un don de sanidad, un don de milagros, la autoridad para enseñar, etc., pero usted no es capaz de hablar las palabras del Espíritu que usted oye inmediatamente antes de hablar. Ahora usted realiza sus obras para el Señor, pero las únicas palabras que usted tiene son de su mente carnal; sus obras no pueden servir al Señor porque sus palabras son de la naturaleza de la muerte y no pueden alcanzar apropiadamente los corazones de sus oyentes. A menos que su mente carnal haya sido suficientemente destruida para que usted sólo tenga palabras del Espíritu, (sólo palabras del Espíritu), que usted oiga inmediatamente antes de hablar, usted no es apto para servir al Señor haciendo cualquier cosa que requiera palabras de explicación o darle crédito a Él; esta es una simpre prueba que usted puede usar para defenderse a sí mismo de ser tentado antes de que esté apropiadamente equipado para servir. Recuerde las enseñanzas de la Palabra del Señor en el interior: "Cuando tú hablas palabras de tí mismo, no importa lo que digas; las dices con el espíritu equivocado." Por lo tanto suponga que a usted se le dice que vaya a alguien y que le advierta acerca de lo que esa persona está haciendo; a menos que cuando usted llegue esté suficientemente en el Espíritu, (como Jorge Fox escribió acerca de hablar en una enseñanza anterior: "asegúrese que la luz esté encendida"), para oír las palabras exactas y las únicas palabras que debe hablar, incluso repitiendo palabras de Él que usted ha oído en el pasado, sus palabras serán habladas con el espíritu equivocado; no lo haga.
Yo le he preguntado al Señor por qué Él no es más firme al corregir a aquellos que han sido engañados y están yendo por un camino equivocado; la respuesta que yo recibí fue: "la cura es peor que la enfermedad." Aparentemente se nos deja que descubramos lentamente nuestros propios errores, recibiendo sólo recordatorios muy suaves e infrecuentes de parte de Él, porque sus correcciones firmes serían más dañinas para nuestro eventual progreso. Si usted ha sido engañado y ha ido por el camino equivocado por algún tiempo, es muy fácil llegar a amargarse o ofenderse porque no fue corregido; no se sienta así. Recuerde que el Señor es él mismo puro, perfecto, amable, bondadoso, sabio, y amor; y todo lo que Él hace o no hace es definitivamente para su beneficio. Si él nos corrigiera firmemente, tal vez nuestra confianza sufriría un serio golpe, o tal vez sólo caeríamos otra vez en una estrategia más sutil para ser tentados en el futuro.
Vendrá un tiempo cuando seremos capaces de distinguir entre la voz del Señor y la voz del enemigo; hasta entonces tenga precaución extra al hacer cualquier cosa para servir al Señor.
Jorge Whitehead escribió sobre este tema en su Diario:
Por lo tanto guardar silencio ante el Señor, y acercarse a él en un espíritu verdaderamente silencioso, para primero oír lo que el Señor nos dice a nosotros antes que hablemos con otros, ya sea juicio o misericordia, es la manera de renovar nuestra fortaleza, y ser sus ministros, para hablar con otros sólo lo que él nos diga primero. ¡Oh! Que la gente fuera realmente consciente de esto; que ellos consideraran esto seriamente; entonces no seguirían ni irían tras tales ministros, sacerdotes o profetas como los que tienen, quienes corrieron a predicar cuando Dios nunca los había enviado; y quienes dicen, '"Así dice el Señor,” cuando Dios no les ha hablado; y, "quienes no serán de ningún provecho para el pueblo."
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