² el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio [al momento de la muerte]. Todos los espíritus de los hombres regresan a Dios al momento de la muerte. Si el hombre no alcanza la libertad del pecado — la pureza — la unión — la salvación, y ser trasladados al reino de Dios mientras está en la tierra, Dios destruye su alma y su cuerpo, desterrando su espíritu al infierno para que pueda aprender acerca del mal en su corazón. Para aún poder experimentar el dolor purificador del lago de fuego cuando el hombre toma parte en él, tiene que haber alguna forma de vida; de modo que la destrucción completa no ocurre. La Luz, que es Cristo, sale del hombre cuando él es desterrado para tomar parte en el lago de fuego; y después el hombre es dejado sin restricción, libre para seguir los deseos de su corazón al máximo posible. Él es saciado con sus deseos, hasta que éstos son quemados en él, y él regresa al cielo para vivir en el atrio exterior como un gentil espiritual cuyo corazón no fue circuncidado en la tierra, quien no fue parte de las primicias para Dios. Vea Hay esperanza para todos para más información.

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