Efesios 5:5-6 Mostrar el Capítulo y las notas   5 Porque esto lo sabéis muy bien: que ninguna persona sexualmente inmoral, ni impura, ni codiciosa, quien es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. [Los pueblos de la tierra han ignorado estos comportamientos que son perfectamente claros los cuales excluyen a cualquier persona del reino de Cristo y de Dios. De la Palabra del Señor en el interior: "Efesios 5:5-6: Este es el vacío de la tierra, hecho perfectamente claro. Los que son inmorales no tienen heredad en el reino de Dios". Pablo nos dice que la codicia es idolatría. Por lo tanto, lo que valoramos o queremos sin necesidad real, es lo que adoramos; y cómo uno pasa su tiempo libre define su devoción. De la Palabra del Señor en el interior: "debes aprender a odiar todo lo que adoras".] 6 Nadie os engañe con vanas palabras, porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los que son desobedientes.1 [Pablo le ruega a usted que no sea engañado por ninguna persona que le hable de manera diferente, (por ejemplo, que su inmoralidad sexual, impureza, y codicia es excusada al creer en Jesús), lo cual es lo que los predicadores cristianos hacen; incluso los demonios creen en Jesús. Es sólo al esperar al Señor para oír y obedecer sus mandatos que uno puede llegar a ser puro, libre de inmoralidad sexual, y libre de codicia. De la Palabra del Señor en el interior: "El camino es claro: escucha y obedece".] |
1 Esto es más de la letra pequeña del contrato que enumera las exclusiones, aún para los así llamados creyentes: no inmoralidad sexual, impureza, codicia, suciedad, conversaciones necias, o bromas; porque usted puede estar seguro de que ningún fornicario, ninguna persona impura, o codiciosa, o idólatra, tiene parte en la herencia del reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los que son desobedientes. De la Palabra del Señor en el interior: "Efesios 5:5-6: Este es el vacío de la tierra, hecho perfectamente claro." Los pueblos de la tierra han ignorado estos comportamientos que son perfectamente claros los cuales excluyen a cualquier persona del reino de Cristo y de Dios, junto con una petición de no ser engañado por cualquiera que le dice algo diferente: "que nadie los engañe con palabras vanas," que es exactametne lo que millones de predicadores en el cristianismo hacen constantemente, engañando a sus millones para que estén cómodos con su peado perpetuo porque sus oídos con comezón han creído la mentira que su creencia en Jesús los excusa del juicio y la ira de Dios. De la Palabra del Señor en el interior: "Ellos se tambalean hacia el matadero;" tambaleándose, embriagados en sus deseos y orgullo del vino intoxicante de la ramera de Babilonia, ajenos a la destrucción inminente de sus almas y el arrepentimiento doloroso y forzado después de la muerte.
De la misma manera en Gálatas: las obras de la carne son evidentes. Éstas son: inmoralidad sexual (incluyendo la fornicación y el adulterio), impureza, lujuria, idolatría (incluyendo la codicia), hechicería, odio, discutiendo, celos, ira, ambición, divisiones, facciones (incluyendo hacer sectas), envidia, borrachera, fiestas (con fuertes cantos, bailes, y bebidas alcohólicas) cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gál 5:19-21. Y Jesús, en Marcos, nos da más exclusiones al contrato: Porque desde adentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez. Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre. Marcos 7:21-23. Tenemos leyes que protegen al consumidor de la publicidad engañosa, pero no tenemos ninguna protección en contra de esos ministros que prometen salvación en el cielo, mientras ignoran las excusiones recién mencionadas, y ridiculizan los requisitos que han sido expuestos de limpieza, pureza, y santidad — porque los ministros falsos no son limpios, puros, o santos.
Es sólo al esperar al Señor para oír y obedecer sus mandatos que uno puede llegar a ser puro, libre de inmoralidad sexual, y libre de codicia, lo cual es idolatría.
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