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Gálatas 3:10-11

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 10 Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas. [Hay una gran diferencia entre las obras de la ley (sacrificios, circuncisión, diezmos, días, sábados, comidas, etc.), comparado con tratar de cumplir el centro moral de los mandamientos, (no robar, no mentir, no matar, no cometer adulterio, no codiciar, amar a su prójimo, etc.). Las obras de la ley no tienen valor, pero alejarse del mal aún es esencial. Hermanos (hablo con los que conocen la ley), ¿ignoráis que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive. Rom 7:1. A menos que usted pierda su vida al crucificar su naturaleza pecaminosa, su mente carnal, y su espíritu impío, usted todavía está vivo y todavía es sujeto a las leyes morales. Los guías ciegos del cristianismo señalan este versículo y dicen que ya no hay ningún pecado porque la ley supuestamente ha sido eliminada para cualquier persona que cree en Jesús; ellos convenientemente pasan por alto las muchas advertencias del Nuevo Testamento con respecto al pecado que lo descalifican completamente para la salvación y el cielo, haga clic aquí para ver. Ellos también pasan por alto que cada hombre será juzgado por sus obras y sus palabras, haga clic aquí para ver. Sí, hay una diferencia entre el bien y el mal; sí, todavía hay pecado; sí, hay una ley interna de Dios sobre el corazón de cada hombre que debe ser obedecido, cuales incluye algunas de las viejas leyes morales mosaicas como: ama a tu prójimo como te amas a tí mismo, no robar, no cometer adulterio, no mentir, no codiciar, no matar, y honra a tu padre y a tu madre. También, Pablo dijo en Gál 5:18, si (y cuando) sóis guiados (ordenados, mandados) por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Hasta que estemos en completo control del Espíritu de Dios, la ley interna, que incluye el centro moral de la ley mosaica, es nuestro tutor, que nos recuerda acerca de nuestros defectos y nos motiva a ir a Dios para ser cambiados. El cristianismo quisiera que usted ignorara el tutor esencial, que lleva hacia la fe verdadera y operacional.]

 11 Desde luego, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque el justo vivirá por la fe.

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