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Santiago 2:20-24

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 20 Pero, ¿estás dispuesto a que se te enseñe, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? [Santiago se dirige a los creyentes cristianos vanidosos que piensan que la fe sola es suficiente. La fe debe ser demostrada con obras vigorizadas por el amor: primero obras de arrepentimiento, después ser guiados por el Espíritu de Gracia en cómo vivir piadosa, sobria, y justamente en el mundo presente hasta que usted sea purificado; entonces después de la pureza, ser ordenado por Dios para hacer obras para su gloria.]

 21 ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando [en obediencia a la voz de Dios] ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

 22 Ves que la fe vigorizó y motivó sus obras, y que su fe fue hecha perfecta por las obras. [No por las obras de la ley, que son seleccionadas y realizadas por la voluntad del hombre; sino las obras en obediencia a las indicaciones directas de Dios — obras de amante obediencia a las órdenes de Dios — sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra — fe operacional. Las primeras obras de amor por Dios son: a) esperar en humilde silencio a medida que usted escucha vela para oír sus mandatos, y b) entonces obedecer sus mandatos hablados que usted oye para arrepentirse de los pecados que Él revela en su corazón.]

 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue imputado [contado] por justicia; y fue llamado amigo de Dios. [La justicia es imputada cuando usted recibe la fe con el fruto del Espíritu, en contra del cual no hay ley, para después caminar en amor, obedeciendo los mandatos continuos de Cristo; esto ocurre al momento de la muerte de su espíritu egoísta en la cruz interna de la negación propia. Cuando usted posee la plenitud de Cristo, que termina la imputación, y usted es justo como Él es justo.]

 24 Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe.5 [El hombre no es justificado por las obras de la ley; más bien el hombre es justificado por obras de obediencia a la voz de Dios, y estas obras son evidencia de la fe operacional. Nuestra fe debe motivarnos para tratar de oír la voz de Dios, para creer que sus palabras son verdaderas, y después nuestra fe debe vigorizarnos para realizar las obras que se nos ha mandado hacer. De otra manera nuestra fe es la fe de los dientes para afuera de los hipócritas.]

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5 La fe sin obras está muerta. En los versículos 21 al 24 de este capítulo, Santiago muestra cómo Abraham, el padre de todas las naciones de fe, y nuestro ejemplo bíblico de fe, tuvo una fe que resultó en obras; su fe vigorizó y motivó sus obras.

Abraham obedeció la voz de Dios. Eso no es obras de la ley, eso es obras de obediencia y amor a Dios.
Verdad. Abraham recibió la justicia imputada aún antes de ser circuncidado - por lo tanto nuestra fe es imputada como justicia.
Pero Abraham llegó a ser circuncidado
— así como nosotros debemos recibir la circuncisión espiritual — nuestro corazón circuncidado del pecado.
Así como Abraham ejerció su fe para dejar su hogar e ir a una tierra nueva — así nosotros debemos abandonar el mundo para entrar en el reino de Dios.
Así como Abraham ejerció su fe al obedecer la voz de Dios, estando dispuesto a sacrificar a Isaac — así nosotros también debemos crucificar nuestra vida egoísta para salvar la vida de nuestra alma.
No podemos sentarnos a celebrar nuestra justicia imputada, que sólo nos da el derecho a acercarnos a Dios para pedir ayuda.
Si Abraham no hubiera obedecido la voz de Dios en todo lo que acabamos de mencionar, usted estaría leyendo acerca de otra persona en vez de Abraham.
Así también, si nosotros no buscamos oír la voz de Dios y obedecerla para poder llegar a ser libres de pecado, no tendremos herencia en el reino de Cristo.

Usted se podría estar diciendo a sí mismo: "bueno si Dios me dijera que hiciera algo como le dijo a Abraham, por supuesto que lo haría."
De la Palabra del Señor en el interior: "Abraham voluntariamente se expuso a sí mismo a los mandatos de Dios."
Después Dios le ordenó a Abraham que "caminara ante él y fuera perfecto," Gen 17:1
Así también nosotros debemos esperar a Dios, velar, y escuchar en silencio los mandatos que Él nos da.
Así es como seremos llevados a toda verdad, Juan 16:13; como seremos enseñados todas las cosas, Juan 14:26;
y como seremos reprendidos, enseñados acerca de la justicia, y juzgados. Juan 16:8-11

Así es como recibiremos más del Espíritu de Cristo porque las obras que él nos habla nos imparten la vida de Dios. Juan 6:63

Antes que usted pueda oír la Palabra del Señor en su corazón para guiarlo, su sinceridad en buscar a Dios se muestra por medio de obras de arrepentimiento, que Juan el Bautista nos dijo que era el requisito previo para buscar el reino de los cielos:

Arrepentíos [piensen de manera diferente; cambien de opinión, lamentando sus pecados y cambiando su conducta]. Mat 3:2
Comparta de su exceso con cualquiera a carezca de las necesidades básicas de la vida. [Esta es la clave para recibir el favor de Dios.]
Sea honesto en todos sus asuntos, nunca exagere y nunca se sobrepase con nadie.
No opriman a la gente o atemoricen a nadie, no mientan, no quieran tener más, no se quejen. Lucas 3:10-14

Y antes que usted pueda oír la Palabra del Señor dentro de su corazón para guiarle, la ley interna en el corazón de todo hombre (que incluye el centro moral de la ley mosaica) es su tutor.
El centro moral de la ley es: amar a su prójimo como a sí mismo; y no robar; y no cometer adulterio; y no mentir; y no codiciar; y no asesinar; y honrar a su padre y a su madre.
Claramente observar estos mandamientos morales lo mejor que podamos, mientras esperamos la guía del Espíritu, no es hacer las obras de la ley.
La leyes morales nos recuerdan acerca de nuestras fallas y nos motivar a ir a Dios a recibir su gracia que purifica el corazón y el alma
para llegar a ser libres de todo pecado, aún de desear pecar,
— para poder amar al SEÑOR su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su fuerza, y
— poder amar a su prójimo como a sí mismo.

Es cierto, las obras de la ley no cuentan para nada.

Las obras de la ley son la ofrenda de granos, la ofrenda de corderos, la ofrenda de bueyes, los lavamientos, no comer ciertas comidas, la circuncisión, los diezmos, los sábados, las celebraciones de los días, los festivales, etc.; estas son ofrendas muertas de la ley, y la mente carnal y la voluntad del hombre decide cuándo deben ser hechas.

Sin embargo, hay otra clase de obras: las obras de fe, las cuales son obras que Dios le manda a usted que haga, las cuales usted recibe cuando se expone a sí mismo para oír sus mandatos al esperar a Dios; lo cual es sentarse en humilde silencio, escuchando su voz y velando para oír sus revelaciones. La fe es oír la palabra en su corazón; esa es la palabra de fe que los apóstoles predicaron. El obedecer los mandatos de Dios que usted le oye hablarle a usted es hacer obras operacionales de fe, las cuales Pablo declaró como una necesidad y Santiago declaró que la fe sin obras es muerta. Estas no son obras muertas que usted decide hacer; estas son las obras que Dios quiere que usted haga, y cuando las hace, usted está haciendo su voluntad en la tierra así como es hecha en el cielo. Estas son obras de fe hechas en amante obediencia a los mandatos que usted le oye a Dios pronunciar desde el interior de su corazón. Estas son obras de la vida también, y el mandato para hacerlas proviene de la vida de Dios, Cristo; y las palabras que él le habla a usted imparten la vida de Dios. Juan 6:63. Repetidamente busque, espere, oiga, escuche, y obedezca — y eventualmente usted recibirá tanto de la vida de Dios que usted llegará a ser limpiado y purificado. Entonces usted es dirigido por Dios a hacer obras de amor para su gozo y la gloria de él.

La primera clase de obras que usted oirá a Dios mandándole a que haga son las obras de arrepentimiento — abandonar los hábitos impíos, pasiones, y placeres. Esta es la función de la gracia: "enseñándonos a negar la impiedad y los deseos mundanales, y cómo vivir sobria, justa y piadosamente, en este mundo presente", Tit 2:12. Los mandatos que usted le oye decirle deben ser guardados, recordados y obedecidos; si él le ordena negar algo en su vida, usted debe seguir negándolo. Los mandatos que usted obedece y guarda entonces son escritos en su corazón y en su mente, lo cual complementa las leyes morales que ya está en el corazón de cada hombre; así se cumple la escritura: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré [un entendimiento interno]. Heb 10:16. Este es el nuevo pacto: "Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor. Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré", Heb 8:10; de cual nuevo pacto, Cristo es el mediador, manejando la condenación de los pecados en el corazón de los hombres con las nuevas leyes mandadas, que requieren obras de arrepentimiento, las cuales, si se obedecen, resultan en la limpieza de los pecados.

Los verdaderos cristianos han crucificado su espíritu egoísta para llegar a ser una nueva criatura, cuyos pensamientos, palabras, y obras son ordenadas por Dios. El obedecer la voz de Dios y hacer las obras que él ordena es amar a Dios; esas son las obras de amor por Él.

Y ¿qué hay con respecto a los mandamientos morales de la ley: amar a su prójimo como a sí mismo; y no robar; y no cometer adulterio; y no mentir; y no codiciar; y no asesinar; y honrar a su padre y su madre? Claramente observar estos mandamientos no es hacer las obras de la ley; una obra es no asesinar el día de hoy, o no cometer adulterio esta noche, o no mentir esta tarde, o amar a su prójimo hoy, o tomar una hora para amar a Dios, etc. Estos mandamientos son el centro moral de la ley y están incluidos en la ley que está escrita en el corazón de cada hombre, cuyas conciencias dan testimonio, mientras que sus pensamientos los acusan o los excusan, Rom 2:14-16; estos mandamientos no han sido anulados y cualquiera que desee agradar a Dios debe mantenerlos en mente.

Hermanos (hablo con los que conocen la ley), ¿ignoráis que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive. Rom 7:1.

A pesar de que la sangre de Cristo hizo a la ley mosaica obsoleta, la ley interna en el corazón de todo hombre todavía está viva, nunca cancelada (y esta ley interna incluye el centro moral de la ley mosaica); y para ser liberado de la ley, por medio de la cual todos los hombres serán juzgados, usted se debe someter a Dios, condenando el pecado en su carne, con los mandatos que usted oye cuando lo espera a Él; y esos mandatos están establecidos como leyes adicionales en su corazón, en el cual están todas las leyes usted debe obedecer y continuar obedeciendo hasta que usted haya sido completamente crucificado, para entonces caminar en amor y libertad bajo ninguna ley.

Hasta que usted pierde su vida al crucificar su naturaleza pecaminosa, su mente carnal y su espíritu impío, usted todavía está bajo la ley; hasta entonces usted todavía está caminando en carne restringida; hasta entonces la ley es su tutor. Hasta que Cristo reemplace su naturaleza, mente, y espíritu con su para que tu naturaleza carnal esté muerta, usted está bajo la ley. Cuando Cristo controla sus pensamientos, palabras, y acciones, entonces la ley ya no tiene dominio sobre usted porque el "yo" egoísta ha muerto. Aún aquellos que no conocen ninguna ley, tienen la ley interna en sus corazones por la cual el hombre es juzgado y que tiene dominio sobre él hasta su muerte.

Esta ley interna escrita en el corazón de cada hombre nos hace sentirnos mal cuando mentimos o robamos; y esta ley incluye las leyes morales externas: no robar, no mentir, no codiciar, no asesinar, no cometer adulterio, (y toda inmoralidad sexual), honrar a su padre y a su madre, amar a su prójimo como a sí mismo, hacer por otros lo que quisiéramos que hicieran por nosotros, etc. Todo hombre será juzgado de acuerdo a esta ley interna; ningún hombre será exento de esta ley por ninguna razón, y nunca ha sido anulada ni cancelada. La ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive, Rom 7:1; la ley es nuestro tutor hasta que hemos crucificado nuestra naturaleza pecaminosa en la cruz interna de la negación propia. Las leyes morales de la ley interna exceden las leyes morales externas (Mosaicas) porque, como Jesús dijo, él vino a cumplir la ley; y entonces Él nos dijo cómo debía ser fortalecida, lo cual la ley interna refleja. La ley interna fortalecida puede ser entendida como habiendo sido violada cada vez que usted exhibe un fruto de la carne, los cuales incluyen: inmoralidad sexual, impureza, codicia, indecencia, tonterías, bromas groseras, obscenidad, adulterio, desenfreno, hechicería, odio, peleas, celos, iras, ambición egoísta, divisiones, envidias, homicidios, borracheras, fiestas, malos pensamientos, fornicaciones, iniquidad, engaño, blasfemia, orgullo, enojo, jactancia, lisonja, falta de modestia, inmoralidad, e insensatez. Cualquiera de estas cosas descalifica a cualquier hombre del cielo. Un hombre inocente de todos los frutos de la carne recién mencionados está en pleno cumplimiento de los requisitos rígidos de la salvación enunciados en las escrituras: debemos ser justos como Él es justo, 1 Juan 3:7. Debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto, Mat 5:48. Debemos ser misericordiosos como Él es misericordioso, Lucas 6:36. Debemos llegar a ser puros como Él es puro, 1 Juan 3:2-3. Antes bien, así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir, 1 Ped 1:15. Para que andemos como él anduvo, 1 Juan 2:6; y así como él es, así seamos nosotros en este mundo, 1 Juan 4:17.

De la Palabra del Señor en el interior:

Mientras esperas en Dios, los mandatos que requieren tu arrepentimiento que escuchas del Espíritu son nuevas leyes del nuevo pacto, escritas en tu corazón:

Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor. Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré. Heb 8:10

Las palabras que nos habla son espíritu y vida, impartiéndonos la vida de Dios a medida que sus palabras habladas se injertan en nuestro corazón, Juan 6:63, Santiago 1:21. Estas palabras son enseñanzas y mandatos; esos mandatos que requieren nuestro arrepentimiento se convierten en leyes que él pone en nuestra mente y las escribe en nuestro corazón. Cada ley que recibe se agrega a la ley interna en tu corazón. De la Palabra del Señor en el interior: "Cuando hayas escuchado las palabras muertas en la Biblia y las recuerdes, presta atención a lo que se dice; siempre obediente a Sus mandatos. Debes obedecer todas las leyes que el Espíritu establece". Cuando obedeces los mandatos de arrepentirte, por gracia Él entonces quita de su corazón incluso el deseo por ese pecado. Este proceso es repetido, primero con tus acciones, luego con tus palabras, y luego con tus pensamientos; hasta que usted hayas crucificado tu mente carnal y tu naturaleza pecaminosa — este es como se mueres a la ley a través de la ley.

Para ser liberado de la ley, usted se debe someter a Dios, condenando el pecado en su carne, con los mandatos adaptados a las circunstancias de su vida que usted oye cuando lo espera a Él; y esos mandatos están establecidos como leyes adicionales en su corazón, en el cual están todas las leyes usted debe obedecer y continuar obedeciendo hasta que usted haya sido completamente crucificado, para entonces caminar en amor y libertad bajo ninguna ley porque eres guiado continuamente por el Señor que provee cada una de tus palabras para ser habladas y todo lo que debes hacer.

Pablo pone en claro que si usted no obedece la ley interna, usted no tiene salvación y no tiene heredad en el reino de Dios:

Claramente todas las leyes no pueden estar muertas, si la desobediencia a las leyes morales te mantiene fuera del reino y de la salvación. La ley no está muerta y un creyente en Jesús no está exento de ser excluido del cielo mientras todavía esté pecando hasta la muerte. Los mandamientos morales no han sido anulados por la fe en Jesús o la gracia. Debemos esforzarnos para obedecer todos los mandamientos morales hasta que estemos bajo control completo del Espíritu de Dios; entonces cumplimos la ley caminando en obediencia a las órdenes del Espíritu. A menos que usted haya sido liberado de todo pecado; a menos que usted haya sido trasladado hacia el Reino de Dios, a menos que usted sea una criatura completamente nueva, a menos que Cristo haya sido revelado en usted para que contemple su rostro, a menos que usted haya producido el fruto del espíritu, usted debe esforzarse para obedecer la ley interna, que incluye el centro moral de la ley mosaica.

Dios juzga a cada hombre por sus palabras y sus acciones; cada hombre significa que no hay excepciones — cada hombre, incluso aquellos que creen en Jesús:

Usted no puede ser salvo y justificado tratando de observar los mandamientos o haciendo obras de la ley. La salvación y la justificación vienen por la fe en el interior que purifica su corazón y su alma a través de su gracia. Es imposible amar completamente a Dios con todo su corazón, toda su mente, toda su alma y toda su fuerza, o amar a su prójimo igual que a sí mismo a menos que el poder de Dios de verdad circuncide su corazón de todo egoísmo y maldad. Pero tratar de observar estos mandamientos morales, alejándonos del mal de la mejor manera posible, es un requisito previo para buscar sinceramente a Dios y su salvación; al comienzo usted todavía no puede controlar su mente, todavía no puede controlar completamente su boca, pero puede controlar sus manos y sus pies para que no corran ni se agarren del mal. Si usted piensa que es salvo, simplemente porque cree que Jesús es el Hijo de Dios, que fue resucitado de los muertos, etc., o porque usted también fue bautizado en el agua, entonces usted tiene una apariencia de piedad sin el poder de Dios para limpiarlo, purificarlo, circuncidar su corazón, y hacerlo santo; y cuando esto haya sido completado, el amor de Dios será perfeccionado en usted y usted estará cumpliendo la ley.

El hecho de que la cristiandad ignora los mandamientos de la ley moral como obras de la ley es ridículo; eso hace que las obras de la ley incluyan a alguien que decide "dejar el adulterio;" cuando claramente Dios mira favorablemente a alguien que se arrepiente del mal.

Peor aún, debido que: Cualquiera de vosotros que trate de ser justificado por la ley ha caído de la gracia, y Cristo ya no es de beneficio para vosotros. Gál 5:4; entonces, siguiendo esta lógica imperfecta (que dice que observar los mandamientos morales es hacer las obras de la ley), si usted decide no robar, usted ha perdido su salvación a través de la gracia y la fe en Jesús. La lógica torcida del cristiandad de sólo tener "fe en Jesús," ignorando los mandamientos morales y clasificando su observación como obras, hace que Jesús sea el autor de la iniquidad; es hacer la sangre de Jesús una cosa impía, una excusa para continuar pecando e ignorando todas las leyes, un permiso para la inmoralidad; y al enseñar esta doctrina, los guías ciegos del cristiandad se han echado la ley a la espalda para llevar a miles de millones de sus "creyentes" hacia el hoyo de la destrucción. De la Palabra del Señor en el interior: "ellos tambalean hacia el matadero;" ebrios con sus deseos, pasiones, orgullo, y placeres. Este es un error doctrinal de enorme magnitud; es un quebrantamiento del pacto de Dios.

A menos que oigamos al Espíritu de Dios enseñándonos por gracia a negar la impiedad y los deseos mundanos, y cómo vivir sobria, justa y piadosamente en este mundo presente, la ley interna, que incluye el centro moral de la ley mosaica, es nuestro tutor que nos recuerda de nuestras faltas y nos motiva a ir a Dios para obtener su gracia que produce cambio.

Antes que usted pueda oír la Palabra del Señor en su corazón para guiarlo, la primera obra es el arrepentimiento, que Juan el Bautista nos dijo que era el requisito previo para buscar el reino de los cielos:

Arrepiéntanse: piensen de manera diferente; cambien su pensamiento, lamentando sus pecados y cambiando su conducta. Mat 3:2
Compartan de sus excesos con aquellos que no tienen las necesidades básicas de la vida. [Esta es la clave para su éxito.]
Sea honesto en todos sus asuntos, nunca exagere y nunca se sobrepase con nadie.
No opriman a la gente o atemoricen a nadie, no mientan, no quieran tener más, no se quejen. Lucas 3:10-14

Y antes que usted pueda oír la Palabra del Señor dentro de su corazón para guiarle, la ley interna en el corazón de todo hombre (que incluye el centro moral de la ley mosaica) es su tutor.
El centro moral de la ley es: amar a su prójimo como a sí mismo; y no robar; y no cometer adulterio; y no robar; y no codiciar; y no asesinar; y honrar a su padre y a su madre.
Claramente observar estos mandamientos morales lo mejor que podamos, mientras esperamos la guía del Espíritu, no es hacer las obras de la ley.
La leyes morales nos recuerdan acerca de nuestras fallas y nos motivar a ir a Dios a recibir su gracia que purifica el corazón y el alma
para llegar a ser libres de todo pecado, aún de desear pecar,
— para poder amar al SEÑOR su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su fuerza, y
— poder amar a su prójimo como a sí mismo.

Cuando usted puede oír al Espíritu de Dios desde el interior de su corazón, a medida que usted espera al Señor y escucha al Señor, él le ordenará que haya más arrepentimiento en su vida.
Los mandatos que usted le oye hablarle deben ser guardados, recordados, y obedecidos; si él le ordena negar algo en su vida, usted debe seguir negándolo.
Los mandatos que usted obedece y guarda son entonces escritos en su corazón y su mente, y ellos suplementan la ley interna que ya está en el corazón de cada hombre;
así se cumplen las escrituras: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré [un entendimiento interno]". Heb 10:16

A medida que usted continúa obedeciendo los mandatos que él le da a usted, eventualmente usted será purificado por su gracia que le enseña cómo vivir justa, sobria y piadosamente en este mundo presente, hasta que usted sea redimido de todos sus pecados y purificado para ser parte de un pueblo peculiar, con celo por buenas obras. Tit 2:11-14
De la Palabra del Señor en el interior: "Nosotros vamos a él, y él derrama su ayuda sobre nosotros; de buena manera este ejercicio de Dios purifica aquellos que lo hacen."
Nosotros buscamos, velamos, escuchamos, oímos, y obedecemos la voz de Dios. Las palabras que le oímos hablarnos nos imparten la vida de Dios, Juan 6:63.
De la Palabra del Señor en el interior: "Todos el que le cree al hijo, será hecho perfecto." El creer que él le habla a usted es verdadera fe. La verdadera fe purifica.
El hacer esto repetidamente por un tiempo es como nosotros podemos acatar con los requerimientos señalados por la Biblia que la cristiandad ignora para proteger sus falsas doctrinas:
——ser perfecto como vuestro Padre celestial es perfecto, Mat 5:48
——ser misericordioso como Él es misericordioso, Lucas 6:36
——llegar a ser puro como Él es puro. 1 Juan 3:2-3
——así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir, 1 Ped 1:15
——para andar como él anduvo, 1 Juan 2:6, y
——como él es, así somos nosotros en este mundo. 1 Juan 4:17

Así es como nos deshacemos de los frutos de la carne que nos descalifican de obtener alguna herencia en el reino de Cristo.
Así es como debe hacer morir los pecados de su cuerpo y llegar a estar totalmente libres de pecado, aún el deseo de pecar.
Así es como debe cargar su cruz y seguir a Jesús, al negar de propia voluntad y obedecer los mandamientos que él le habla a usted.
Así es como testificamos acerca de pasar de la muerte a la vida (de Dios), para experimentar a Jesús trayéndole su salvación y la vida eterna de Dios.

Después de la purificación, entonces Dios le ordena a que haga buenas obras para la gloria de él y el gozo de usted.

La fe, que no motiva, ni vigoriza, ni produce obras, está muerta.
Las obras de amor, vigorizadas y ordenadas por Dios son esenciales.

Santiago dijo, "la fe sin obras está muerta." Santiago 2:17
Santiago dijo además, "Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe." Santiago 2:24
Mucha gente piensa que Pablo contradice a Santiago; pero por supuesto Santiago y Pablo no se contradicen, y nunca lo harían.
En los siguientes versículos, Pablo está escribiendo en el contexto de las obras de la ley: sacrificios, diezmos, lavamientos, la Sábado, fiestas, restricciones en la comida, circuncisión, etc.
——Sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo. Gál 2:16    (la fe es oír y obedecer)
——El hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Rom 3:28
Pablo tiene un desprecio por las obras de la ley, pero él es terriblemente mal entendido cuando esto incluye toda la ley, incluyendo los mandamientos morales.
—— Por la ley nadie es justificado delante de Dios. Gál 3:11. Este versículo por sí mismo, sin mirar su contexto, es el error.
—— Porque el versículo previo muestra que Pablo se está refiriendo a las obras de la ley: Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición. Gál 3:10.

Pero Pablo deja muy en claro que las consecuencias del pecado todavía se aplican a cada hombre, y que las obras de amor vigorizadas por la fe obediente son exigidas y estimadas, (Romanos 2:8-16 a continuación):

Pablo dice que la obediencia a los mandamientos morales de la ley es necesaria hasta que usted sea totalmente guiado por el Espíritu de Dios:
——Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Gál 5:18

——La ley es su tutor, hasta que haya venido su fe. Gál 3:24-25

Un cristiano maduro está lleno de amor y cumple, incluso excede, el centro moral de la ley, caminando continuamente en obediencia a los mandamientos de Dios que él oye. De la Palabra del Señor en el interior: De la Palabra del Señor en el interior: "No hay leyes cuando se está bajo el control completo del espíritu; uno camina en amor en obediencia de la manera que el Señor se lo ordena — uno no camina en la carne restringida. A menos que tú seas testigo de que recibes la fe de parte de parte de Cristo, estás bajo la ley." La fe que nos libera de la ley viene al recibir el fruto del Espíritu, en contra del cual no hay ley. Gál 5:22-23.

Hasta este momento, a medida que usted oye al Espíritu de Gracia en el interior convenciéndolo de pecado y enseñándole acerca de cómo vivir una vida justa, usted está en el Ministerio de Condenación, y todavía no ha recibido el ministerio de la justicia, todavía está sujeto a la Ley del Pecado y la Muerte, todavía está caminando según la carne y la mente carnal, todavía no ha recibido la Ley del Espíritu de la Vida en Cristo Jesús; todavía no está en Cristo; todavía no ha muerto a la ley a través de la ley; y todavía no camina de acuerdo a las órdenes del Espíritu en sus pensamientos, palabras, y acciones.

Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. Heb 10:24

Pablo no está diciendo que usted puede ignorar el código moral de la ley — ser falto de amor, inmoral, codicioso, dado a los placeres, airado, etc.
Pablo declaró : Les he proclamado que se arrepientan y se conviertan a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Hechos 26:20
Pablo dijo, "lleven a cabo su salvación con temor y temblor." Filipenses 2:12
Nuevamente Pablo dice que la gracia, resulta en un pueblo celoso de buenas obras. Tito 2:14
Pablo dijo: A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos, ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos y dispuestos a compartir. 1 Tim 6:17-18
Si usted vive en una nación próspera e industrializada, usted es rico en comparación al resto del mundo. De modo que sea rico en buenas obras.

Pablo dijo: gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien. Rom 2:10
Pablo dijo: vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción. Rom 2:7

Pedro dijo: Él es acepto el que le teme y obra justicia. Hechos 10:35
Pedro dice otra vez: poniendo todo empeño añadid a vuestra fe, virtud .. conocimiento.. dominio propio.. perseverancia .. devoción. 2 Ped 1:5-6
Jesús dijo: Si no os arrepentís, todos perecerán igualmente. Lucas 13:3. El arrepentimiento requiere esfuerzo de su parte.
Y: Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete. Apoc 3:19 (Celoso significa con deseo ardiente, entusiasmado).
Jesús dijo además: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí. Mat 11:29
Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Lucas 9:23
En sus mensajes a las siete iglesias, Jesús menciona a cada iglesia que sus obras son clave.
Jesús dijo: No he hallado que tus obras perfectas delante de Dios. Apoc 3:2-3. Él quiere obras perfectas, vigorizadas por la fe.
Jesús no sólo quiere obras, él quiere obras perfectas, vigorizadas por la fe.
¡Oigan! Jesús dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Lucas 13:24
La doctrina de no hacer obras quiere hacerle creer que no es necesario esforzarse, sin embargo Jesús nos ordenó a esforzarnos, (a ejercer mucho esfuerzo).
Jesús además dice: Estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la hallan...Porque muchos procurarán entrar y no podrán.
¿Acaso las advertencias de Jesús no contradicen seriamente el concepto de sólo creer en Jesús?
Gentil lector - haga caso de lo que Jesús está diciendo. El que usted diga la oración del pecador o que se haya mojado no es algo difícil de encontrar o de hacer.

Trabajad, no por la comida que perece, sino [más bien trabajad] por la comida que permanece
para vida eterna
, que el Hijo del Hombre os dará; ... Yo soy el pan de vida.
Las palabras que yo os he hablado son espíritu y dan vida. Juan 6:27,48,63

¡La gracia y la salvación de Dios son proveídas para crear un pueblo dedicado a las buenas obras!

Aquellos que han estado experimentando al Espíritu quitando el pecado de su corazón, aman la luz y felizmente van hacia la luz para que su pecado sea destruido aún más.
Aquellos que han sido liberados del pecado, van felizmente hacia la luz ser dirigidos por Dios a hacer obras de amor, para su gozo y para la gloria de Dios.
El hombre va a la luz al esperar a Dios en silencio, velando y escuchando con la esperanza de un cambio por medio de Jesús.
Aquellos que van a la luz aman a Cristo, como es puesto en evidencia por su obediencia a la verdad.

¿Cuántas obras son necesarias para la salvación? Cuantos actos sean ordenados por el Espíritu en arrepentimiento, los que sean necesarios para crucificar la naturaleza pecaminosa.
Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne [la naturaleza pecaminosa] con sus pasiones y deseos [concupiscencias y afectos]. Gál 5:24
Porque si vivís conforme a la carne [la naturaleza pecaminosa], habéis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las prácticas de la carne, viviréis. Romanos 8:13.
Esto es perder su vida para salvarla, el único sacrificio verdadero, requerido por Dios y que es agradable para él. Juan 12:25, Rom 12:1
Y mientras usted hace morir las obras del cuerpo por medio del Espíritu, usted debe distribuir liberalmente a los pobres de su exceso.
Cuando usted haya crucificado su espíritu egoísta en la cruz interna de la negación propia, será lleno del Espíritu de Dios.
Entonces usted tendrá un celo para hacer buenas obras de amor, y Dios lo dirigirá y le ordenará para alcanzar tanto el gozo de usted como el de él.

Martín Lutero, el principal fundador del protestantismo en la reforma, fue muy selectivo con respecto a sus creencias en las escrituras; él llamó a la epístola de Santiago "una epístola de paja" porque Santiago dijo que "la fe sin obras está muerta", queriendo decir que las obras son obediencia a los mandatos que oímos de la Voz del Señor. Lutero no entendió la fe por el oír la Palabra de Dios desde el interior del corazón; ni tampoco entendió que las obras de amor obediente a los mandatos pronunciados que oímos de Dios difieren de las obras de la ley, que son hechas por la voluntad del hombre y típicamente incluyen sacrificios, ceremonias, observación de días, diezmos, circuncisión, etc. Por lo tanto Lutero, al no entender que las obras de la ley diferían de las obras de la fe, concluyó que cualquiera que creyera en Jesús era justificado y salvo. Lutero obviamente no podía oír la voz del Señor, y por lo tanto concluyó erróneamente que Pablo y Santiago estaban en conflicto. La razón por la cual Lutero no podía oír la voz del Señor es porque él estaba predicando y enseñando errores, y por lo tanto, estaba llevando a la gente al cautiverio — al cauterio continuo de la esclavitud al pecado. La fe falsa, la salvación falsa, y la justificación falsa de Lutero entonces llegaron a ser el fundamento de la doctrina protestante; pero desgraciadamente la piedra angular protestante es sólo arena, y cuando venga la tormenta, grande será la destrucción de esos protestantes que construyeron sobre ella.

Cuando Lutero publicó su Biblia en Alemania, fue una sensación. La gente depravada escuchó sus enseñanzas acerca de la fe y la justificación y concluyó que ellos eran santos; algunos concluyeron que eran profetas; algunos concluyeron que eran apóstoles. Ellos comenzaron a mal completamente interpretar otros pasajes en la Biblia (después de todo, todos eran santos — sí, claro), incluyendo "los mansos heredarán la tierra" como queriendo decir que la propiedad de la clase alta era de ellos por derecho divino; y así ellos organizaron el ejército del Señor de 300.000 hombres, y comenzaron a matar y saquear a 100.000 católicos y miembros de la nobleza en la Guerra de los campesinos.

Cuando Lutero alcanzó esta conclusión falsa, él era un sacerdote católico; y los católicos en ese entonces y ahora creen que el hombre es salvo por medio de llevar una buena vida; y una buena vida para los católicos consiste en hacer buenas obras, no en obediencia a la voz del Señor, sino por la voluntad del hombre; debido a que los sacerdotes católicos y la jerarquía tampoco podían oír la voz del Señor, la única manera en que ellos podían interpretar Mateo 25:31-48, la parábola de Jesús acerca de la separación de las ovejas y los cabritos basada en las obras, era que estas obras eran hechas en la voluntad del hombre. Y por lo tanto tampoco los católicos alguna vez entendieron la fe o la salvación.

Debido a que doctrinas similares perniciosas ya estaban infiltrándose en la cristiandad durante el tiempo de la iglesia primitiva en Jerusalén, Santiago ridiculizó tales doctrinas con declaraciones como: 1) la fe sin obras es muerta, y 2) tú dices que crees que hay un Dios; bien haces. Aún los demonios creen eso, y tiemblan. Aunque Santiago era un apóstol, un hermano natural de Jesús, y un pilar de la iglesia en Jerusalén, y el sucesor de Pedro como líder del concilio de los apóstoles (todo lo cual lo hizo más grande en Cristo que Lutero), Lutero consideró sus opiniones propias como superiores a las de Santiago. Lutero también tenía un desprecio por los libros de Ester, Hebreos, Judas y Apocalipsis.

En su arrogancia, Lutero tuvo palabras duras para el libro de Apocalipsis, diciendo que él no podía "en ninguna manera detectar que el Espíritu Santo lo hubiera producido." Justificó su rechazo de la autoría apostólica de Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis porque los primeros católicos romanos categorizaron estos libros como antilegomena, es decir, que no eran aceptados sin reservación como canónicos. Lutero también añadió la palabra "solo" a Romanos 3:28 de manera controversial para que diga: el hombre es justificado sólo por la fe, sin las obras de la ley. Lutero está en lo correcto, pero no entendió lo que significaban las obras de la ley y la fe; fe es oír la palabra de Dios, que está en su corazón y su boca, para obedecerla, Rom 10:8,17; él pensó que sólo era creer que Jesús es el Hijo de Dios basado en la creencia del registro bíblico, la común interpretación errónea de Juan 3:16. Creer en el Hijo es creer lo que usted le oye al Hijo decirle que haga: que sus palabras son verdaderas, y por lo tanto usted le obedece. Aquellos que le han recibido en la luz, mientras creen en su nombre, tienen el poder para llegar a ser hijos de Dios, no para ser hijos de Dios; y debemos ejercer y hacer crecer nuestra fe al buscar a Dios: esperando a Dios en silencio, escuchando, oyendo, creyendo lo que él dice o nos muestra, y obedeciendo — repetidamente hasta que vemos el rostro de Jesús aparecer en nuestros corazones para traernos nuestra salvación.

Contraste el desprecio de Lutero por ciertos libros de la Biblia con los primeros cuáqueros, que nunca pronunciaron una palabra de duda o crítica en contra de los libros de la Biblia. Al contrario, ellos los aceptaron todos y citaron de todos ellos, encontrando que todos eran completamente compatible con su entendimiento. (Jorge Fox señaló algunos de los errores en la traducción, pero nunca cuestionó la validez de ninguno de los libros de la Biblia.)

Lutero y los fundadores protestantes cayeron en el exacto error en contra del cual advirtió Pedro con respecto a leer las cartas de Pablo: en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los indoctos e inconstantes tuercen, como lo hacen también con las otras Escrituras, para su propia destrucción. Así que vosotros, oh amados, sabiendo esto de antemano, guardaos; no sea que, siendo desviados por el engaño de los malvados, 2 Ped 3:16-17, lo cual es presumir salvación instantánea, todavía sumergidos en el pecado, sólo con creer que Jesús es el hijo de Dios. El engaño de los malvados es pensar que la maldad (el pecado) es excusado por la gracia, lo cual Judas también denunció. Creer no es salvación, como Pablo enfatizó once veces en sus cartas a los creyentes en las iglesias:

Pedro repite el mismo mensaje, que salvación no es sólo creer o tener fe, sino que la salvación es el fin de la caminata obediente de la fe, y requiere crecimiento :

que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación preparada para ser revelada en el tiempo final. En esto os alegráis, a pesar de que es necesario sufrir unas pocas aflicciones ahora por medio de muchas pruebas, para que la prueba de vuestra fe--más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego--pueda resultar en alabanza, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. Aunque no le habéis visto, le amáis; y aunque no lo veáis ahora, pero en él creéis, vosotros os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo así el fin de vuestra fe — la salvación de vuestras almas. 1 Ped 1:5-9.

Desead como niños recién nacidos la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis hasta salvación. 1 Ped 2:2

La salvación, que es la liberación del pecado, ocurre cuando usted experimenta la gracia de Dios (Cristo) traída a usted, cuando Cristo destruye el espíritu egoísta en usted por el espíritu de su boca y el resplandor de su venida, cuando él aplasta la cabeza de Satanás bajo sus pies, Rom 16:20

La fe sin obras está muerta. La antigua controversia la cristiandad.
Los protestantes claman: "no por obras, por fe; no por obras, por gracia. De modo que no tenemos que hacer nada para ser salvos. Ya somos salvos."
Los católicos romanos dicen: "el hombre es salvo por vivir una buena vida", haciendo referencia al hecho de que en el juicio las ovejas y los cabritos son separados sobre la base de sus buenas obras. Mat 25:31-48.
Los católicos están más cerca de la verdad porque todo hombre es juzgado por sus palabras y sus obras;
pero un fornicario bueno, o un borracho bueno, o una persona codiciosa y buena, o un mentiroso bueno, no importa cuales sean sus buenas obras, no se escapará de la furia de Dios.
Es imposible llevar una "buena vida" a menos que Dios le ordene las obras buenas que debe hacer;
y a menos que su espíritu egoísta sea crucificado en la cruz interna de la negación propia, para que el Espíritu de Cristo tome su lugar en el trono de su corazón, Dios no le ordenará qué obras buenas hacer — su fe estará muerta, y su supuesta salvación será increíblemente revelada como una mentira que usted amó más que la verdad.

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