1 Yo lo enviaré (al Consolador). Cuando él venga, probará al mundo que están equivocados con respecto al pecado, a la justicia y al juicio. El Santo Espíritu fue derramado sobre todos los hombres en el Pentecostés. Hay una medida adicional del Espíritu Santo, dada a aquellos que obedecen. El Espíritu de Cristo condena y convence a la persona de sus pecados, le muestra la justicia de Cristo, la cual cada uno debe alcanzar, y lo juzga.
El hombre y Dios están más lejos en caracter que una rata lo está del hombre. El hombre primero debe aprender que es un animal bajo; en ese preoceso él comienza a entender que el mundo entero está en la impiedad porque todos los hombres están sujetos al Espíritu de Satanás. El hombre es enseñado y convencido de su pecado. Entonces él comienza a entender lo que significa la justicia de Dios: él convencerá al mundo de pecado, y de justicia. Después él será juzgado en la conclusión de su caminata espiritual.
Hasta que el Espíritu le muestre al hombre el pecado, él no puede enteder o reconocer la mayoría de los pecados. Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Cor 2:14. Porque lo que se conoce acerca de Dios se revela en ellos, pues Dios se lo manifestó. Rom 1:19. Así que como en el versículo 16:8 mencionado aquí, el Espíritu Santo le enseña al hombre con respecto al pecado, con respecto a Jesús, y el juicio dentro del hombre; los ojos del alma deben ver, los oídos del alma deben oír, para aprender las cosas de Dios. Las cosas de Dios no son aprendidas leyendo la Biblia, ni escuchando a alguien hablar, a menos que ellos hablen palabras entregadas por el Espíritu de Dios en ese momento. Jesús dijo: "Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada." — sentarse a los pies de Jesús y oír su palabra. Lucas 10:39-42. Oír su voz y seguirle (obedecerle) es sumamente importante para su futuro — importante para obtener la vida: Las palabra que yo os he hablado son espíritu y dan vida. Juan 6:33
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