Mateo 3 Capítulo Anterior | Próximo Capítulo 1 En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea 2 y diciendo: "Arrepentíos [piensen de manera diferente; cambien de opinión, lamentando sus pecados y cambiando su conducta], porque el reino de los cielos se ha acercado [muy cerca]." [Los cristianos de hoy han sido instruidos incorrectamente por sus guías ciegos que el cielo sólo está disponible después de que mueren. Ellos también piensan que son justos sin necesidad de arrepentirse. Ellos piensan que son excusados de todas las excepciones mencionadas en la Biblia, y a sus requisitos, y condiciones para calificar de la salvación; ellos también pasan por alto que todo hombre será juzgado por sus obras y sus palabras. Por lo tanto, los cristianos de hoy, al escuchar las palabras de las escrituras, también las oyen como una hermosa canción en sus oídos, pero no se aplican los mandatos a sí mismos — siempre piensan que las advertencias y mandatos se aplican a la gente mala, no a la gente recta y creyente como ellos; por lo tanto no obedecen los mandatos que oyen, y permanecen siendo esclavos del pecado; y así, son excluidos del cielo cuando mueren. "Porque así ha dicho el Señor Jehovah, el Santo de Israel: 'En arrepentimiento ay en reposo seréis salvos; en la quietud y en la confianza estará vuestra fortaleza. Pero no quisisteis'". Isaías 30:15.] 3 Pues éste es aquel de quien fue dicho por medio del profeta Isaías: Voz del que proclama en el desierto: "Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas."1 [Los corazones malvados de todos los hombres deben estar preparados para que el Señor more en su interior, porque en el corazón malvado se encuentran los malos pensamientos, adulterios, fornicaciones, homicidios, robos, codicia, maldad, falsos testimonios, engaño, falta de restricción, envidia, blasfemia, orgullo y la insensatez, Marcos 7:21-23, Mat 15:18-19; así los hombres lleguen a tener frutos dignos de arrepentimiento, así que sus montañas de pecado y mundanalidad puede ser aplastada y sus valles pueden ser llenados para que pueda haber un camino recto y liso para el Señor en ellos. A menos que el corazón del hombre haya sido limpiado y purificado, el Señor y su Padre no vienen con el reino para morar y guiar al hombre a través de la vida. Jesús es "santo, inocente, puro, apartado de los pecadores". Heb 7:26. De la Palabra del Señor en el interior: "Véanme a mí— como el pecado no tiene lugar en mí". Consulte la nota al pie 1 a continuación para obtener más detalles sobre Preparar el camino del Señor.] 4 Juan mismo estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura. Su comida era langostas y miel silvestre. 5 Entonces salían a él Jerusalén y toda Judea y toda la región del Jordán, 6 y confesando sus pecados eran bautizados por él en el río Jordán. 7 Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: "¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento; 9 y no penséis decir dentro de vosotros: 'A Abraham tenemos por padre.' Porque yo os digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham. 10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.2 [Usted debe creer para que su corazón sea cambiado por el poder de la gracia de Dios para que no albergue el fruto impío de la carne, y sea reemplazado por el fruto del Espíritu, que es: amor, gozo, paz (quietud y confianza segura para siempre), paciencia (incluyendo longanimidad, constancia y perseverancia), amabilidad (incluyendo moralidad e integridad), bondad, fe, benignidad (incluyendo mansedumbre y humildad), y dominio propio (dominio de los apetitos sensuales, pasiones y deseos). Gál 5:22-23. Si usted no produce el fruto del Espíritu, usted es excluido del cielo y enviado a tomar su parte en el lago de fuego. O haced bueno el árbol y bueno su fruto, o haced malo el árbol y malo su fruto; porque el árbol es conocido por su fruto. Mat 12:33. De la Palabra del Señor en el interior: " Un árbol que es santo es bueno."] 11 Yo, a la verdad, os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene después de mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. [Este es el bautismo de la muerte, para luego ser resucitado con Cristo como una nueva criatura con un nuevo corazón, mente y espíritu. De la Palabra del Señor en el interior: "Usted es resucitado a una nueva vida, no sólo una imitación; Él es uno con nosotros y está siempre presente".] 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará."3 [El Señor separa el trigo de la paja, lo precioso de lo vil. El trigo es las palabras de vida que él le ha hablado, y estas palabras son implantadas en su corazón para formar a Cristo en el interior; la paja es su naturaleza egoísta y pecaminosa de sus deseos, afectos, y orgullo, la cual después de la separación es quemada hasta el olvido por el fuego devorador y las llamas eternas de Jesús, la palabra pura de la vida, la cual es fuego. De la Palabra del Señor en el interior: "Dios pisotea y descarta todo lo que es profano; hay una muerte. Uno realmente muere para entrar al campamento". Este bautismo de muerte es el paso final antes de la traslación hacia el reino de Dios, para estar allí mientras estamos en la tierra y después para siempre.] 13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan procuraba impedírselo diciendo: --Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: --Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió. 16 Y cuando Jesús fue bautizado, en seguida subió del agua, y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. 17 Y he aquí, una voz de los cielos decía: "Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." Capítulo Anterior | Próximo Capítulo |
1 Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Que camino. El camino hacia su corazón para que él habite en él. Enderezar las sendas del Señor es limpiar su corazón y su cuerpo para que el Señor pueda morar y caminar en usted, porque él quiere que usted sea el templo del Dios viviente.
Junto con este versículo, Isaías también dijo: ¡Todo valle será rellenado, y todo monte y colina rebajados! ¡Lo torcido será convertido en llanura, y lo escabroso en amplio valle! Esta es una preparación individual del hombre, el prerrequisito de la salvación.
En su Diario, Jorge Fox escribió de ver dentro de si mismo las montañas ardiendo, los caminos enderezados, etc:
"También vi las montañas ardiendo, y los escombros, y las sendas y los lugares escabrosos y torcidos hacerse parejos y planos, para que el Señor pueda venir a su tabernáculo. Estas cosas se encuentran en el corazón del hombre; pero hablar de estas cosas que son internas parece extraño a los que son toscos, torcidos y a los montañosos.* Aún así el Señor dijo, 'ah tierra, ¡escucha la palabra del Señor!'"
*los toscos, torcidos y montañosos son aquellos que no han experimentado el poder purificador del Señor, y esta purificación es experimentada cuando usted se sienta, espera, vela, escucha, oye, y obedece persistentemente lo que el Señor le manda a hacer.
Jorge Fox también escribió lo siguiente en su Diario con respecto a las profecías de Juan el Bautista:
También vi como la gente leía las escrituras sin un sentido correcto de ellos mismos y sin aplicarlas apropiadamente a sus propias vidas. Porque cuando leían que la muerte reinó desde Adán a Moisés; que la ley y los profetas fueron hasta Juan; y que el más pequeño en el reino es más grande que Juan; ellos leían estas cosas como si no se aplicaran a ellos mismos, sino las aplicaban a otros (y las cosas de otros eran ciertas), pero no se volvieron hacia su interior para encontrar la verdad de estas cosas en sí mismos. A medida que estas cosas me fueron reveladas, vi que la muerte reinaba en ellos desde Adán hasta Moisés; desde la entrada de la transgresión, hasta que llegaron al Ministerio de la Condenación, el cual restringe a las personas del pecado que lleva a la muerte....Vi que nadie podía leer las palabras de Juan correctamente y con un entendimiento verdadero de ellas, sino por medio y en el mismo espíritu divino por el cual Juan las habló; y por medio de su luz ardiente y brillante que es enviada por Dios. Porque por medio del espíritu sus naturalezas torcidas se pueden enderezar, sus naturalezas ásperas pueden ser hechas suaves, y el hombre avaro y violento en ellos puede ser echado fuera; y aquellos que habían sido hipócritas pueden llegar a tener frutos dignos de arrepentimiento, sus montaña de pecado y mundanalidad puede ser aplastada, y sus valles pueden ser llenados para que pueda haber un camino recto y liso para el Señor en ellos; y entonces el más pequeño en el reino es más grande que Juan. Pero primero todos tienen que conocer la voz que clama en el desierto en sus corazones, que por medio de la transgresión se ha convertido en un desierto.
Jorge Fox también tiene un documento detallado que describe el espejo de la tierra en el corazón de cada hombre (vea Una Palabra del Señor, a todo el mundo).
El hombre no puede preparar su propio corazón; debe ser preparado por el el poder de la gracia de Dios que produce cambio, y obtenemos acceso a este poder al ir a él. Usted debe esperarle a él - esperar en silencio, con la humildad de un pecador que tiene la necesidad de su poder que produce cambio - la gracia. Usted debe esperar, escuchar en silencio, oír, y obedecer, para así recibir con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Santiago 1:21. Por lo tanto esperar, velar, escuchar, oír, obedecer... esperar, velar, escuchar, oír, obedecer..... buscar, escuchar, obedecer. Haga esto repetidamente, siga sus mandatos, y las palabra que usted le oye a él hablar que le impartirán la vida de Dios a usted, a medida que él quita los pecados de su corazón, uno por uno. Negarse a sí mismo es negar su propia voluntad y hacer la voluntad de Dios; seguir es obedecer los mandatos de arrepentirse que usted le oye a Él hablar: esto es negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a Jesús — la cruz interna de la negación propia, que hace morir tu espíritu egoísta, para que sea reemplazado por el Espíritu de Cristo.
2 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Jesús está usando un árbol y sus frutos como una metáfora del hombre y su comportamiento.
Todos los hombres comienzan con poseer sólo malos frutos, frutos de la carne, que son: inmoralidad sexual (incluyendo la fornicación y el adulterio), impureza, lujuria, idolatría (incluyendo la codicia), hechicería, odio, discutiendo, celos, ira, ambición, divisiones, facciones (incluyendo hacer sectas), envidia, borrachera, fiestas (con fuertes cantos, bailes, y bebidas alcohólicas) y cosas semejantes a éstas. Marcos 7:21-23, Efe 5:3-6,2:3, 1 Cor 6:9-10,15:50, Gál 5:19-21.
Usted debe escuchar persistentemente la voz de Dios y luego obedecer lo que Él os diga con el fin poseer buenos frutos, los frutos del Espíritu, los cuales son: amor, gozo, paz (quietud y confianza segura para siempre), paciencia (incluyendo longanimidad, constancia y perseverancia), amabilidad (incluyendo moralidad e integridad), bondad, fe, benignidad (incluyendo mansedumbre y humildad), y dominio propio (dominio de los apetitos sensuales, pasiones y deseos) Gál 5:22-23.Yo soy la vid, vosotros las ramas. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Pero separados de mí, nada podéis hacer.
Si alguien no permanece en mí, es echado fuera como rama, y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son quemadas.
En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis mis discípulos [verdaderos seguidores]. Juan 15:5-6,8
Una vez más, el fruto del Espíritu es:amor, gozo, paz (quietud y confianza segura para siempre), paciencia (incluyendo longanimidad, constancia y perseverancia), amabilidad (incluyendo moralidad e integridad), bondad, fe, benignidad (incluyendo mansedumbre y humildad), y dominio propio (dominio de los apetitos sensuales, pasiones y deseos). Gál 5:22-23.
Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Si usted no produce el fruto del Espíritu, usted es excluido del cielo y enviado a tomar su parte en el lago de fuego.
O haced bueno el árbol y bueno su fruto, o haced malo el árbol y malo su fruto; porque el árbol es conocido por su fruto. Mateo 12:33
De la Palabra del Señor en el interior: "Un árbol que es santo es bueno."
Usted debe ser santo como Él es santo:
así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir. 1 Pedro 1:15
Porque ésta es la voluntad de Dios: que vosotros lleguéis a ser santos [santificados], para que os abstengáis de inmoralidad sexual;
que cada uno de vosotros sepa controlar su propio cuerpo en santificación y honor,
no con bajas pasiones, como los gentiles que no conocen a Dios;
Porque Dios no nos ha llamado a la impureza, sino a la santificación. 1 Tesalonicenses 4:3-5,7
Procurad la paz con todos, y la santidad [consagración, santificación] sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14
3 Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará. El Señor separa el trigo de la paja, lo precioso de lo vil. El trigo es las palabras de vida que él le ha hablado, y estas palabras son implantadas en su corazón para formar a Cristo en el interior; la paja es su naturaleza egoísta y pecaminosa de sus deseos, afectos, y orgullo, la cual después de la separación es quemada hasta el olvido por el fuego devorador y las llamas eternas de Jesús, la palabra pura de la vida, la cual es fuego. Los 120 discípulos de Jesús fueron bautizados con lenguas de fuego en Jerusalén durante el Pentecostés. Hechos 2:3. El bautismo del Espíritu Santo es el bautismo de fuego, el bautismo de la muerte.
De la Palabra del Señor en el interior: "Dios pisotea y descarta todo lo que es profano; hay una muerte. Uno realmente muere para entrar al campamento. Usted es resucitado a una nueva vida, no sólo una imitación; Él es uno con nosotros y está siempre presente. Estos no son caminos de gloria en los que se viaja ligeramente". Esta muerte no es una figura retórica.
Entonces Jesús crea un individuo limpio, purificado, y después capaz de unirse con Dios, para compartir la naturaleza divina de Dios. A menos que el hombre obtenga la gracia de Dios purificadora y milagrosa para limpiar su corazón, no puede estar en la presencia o agradar a Dios. Este bautismo ocurre después que el hombre ha crucificado su naturaleza egoísta y pecaminosa en la cruz interna de la negación propia. Este bautismo por fuego, el bautismo de la muerte de la naturaleza egoísta, es el único bautismo que se necesita: un solo Señor, una fe, un bautismo. Efe 4:5. Debido a que odiamos nuestra vida, no tenemos temor de perder nuestra vida; porque cuando perdemos nuestra vida, salvamos nuestra vida, la nueva vida, la vida eterna de Dios.
Amable lector, no piense que este bautismo de muerte es extraño porque: 1) el Señor nos dijo varias veces que debemos perder nuestra vida para salvar nuestra vida; 2) el bautismo de la muerte y subsiguiente entierro están declarados en las escrituras, y 3) somos llamados a presentar nuestros cuerpos como un sacrificio vivo, santo y aceptable a Dios, lo cual es nuestro servicio espiritual y adoración, Rom 12:1.
Este es el fin de su yo carnal, a medida que Cristo viene y destruye este espíritu restante de Satanás en su interior por medio del brillo de su venida, con las palabras de su boca, al aplastar la cabeza de Satanás bajo los pies de usted. El juicio final. El verdadero bautismo del Espíritu Santo: en la muerte de Cristo. Compartir su muerte. Jesús entonces es resucitado en usted para ser su verdadero Señor. 2 Cor4:14, Col2:11-12,3:1, Efe 2:6; quien ordena todas sus palabras y acciones, y estas acciones son obras para mostrar el amor y el poder de Dios hacia el mundo.
La caminata de la fe hacia el bautismo de la muerte, (el cual es el único bautismo verdadero), no es una caminata corta, ni es lograda al pedir u orar por ella; sólo ocurre después que usted ha hecho lo siguiente: esperado al Señor, oído sus muchas reprensiones que él le habla a usted, consistentemente obedecido sus muchos mandatos que usted le oye a él que le habla a usted, muerto diariamente en la cruz interna de la negación propia, sufrido muchas pruebas y tribulaciones, y soportado con paciencia y persistencia hasta el final.
Este bautismo por fuego es realizado por Jesús, quien viene a aquellos que han crucificado sus deseos y afectos en la cruz interna de la negación propia; la venida de Jesús para realizar el bautismo de fuego es la segunda venida del Señor y el Día del Señor para aquellos que están crucificados.
La segunda venida y el día del Señor son la misma experiencia personal, que ocurre para todos los hombres en cada generación. Para aquellos que son crucificados para morir espiritualmente en la cruz interna de la negación propia, la segunda venida ocurre a medida que el Señor aparece después de que el bautismo de fuego ha quemado todo el pecado que permanece en ellos. Su cuerpo muere en este bautismo de fuego et muerte, pero el creyente es levantado (resucitado) con Cristo y trasladados al reino de Dios. Aunque resucitados con Cristo para vivir en los cielos, ellos todavía caminan en la tierra, juntos en unión con el Señor, como nueva criatura.
*En su documento La defensa de la santa verdad y el pueblo, Isaac Penington, un primer cuáquero que vivió en el reino, explica parcialmente por qué la preparación es necesaria antes de entrar en la unión y a sentarse con Cristo en los lugares celestiales:
"Porque hay un estado de discipulado, por el cual el hombre raramente conoce un asentamiento, tanto como cuánto velar con Cristo correcta y constantemente [la primera etapa de perfección]; pero es un gran asunto el poder morar y habitar con Él [Cristo]. Nadie puede hacer esto, sino aquel que puede morar con fuego devorador y llamas eternas porque la palabra pura de vida es un fuego, y aquel que se sienta en lugares celestiales en él, debe sentarse en ese fuego [la unión: la segunda y permanente etapa de perfección]". De la Palabra del Señor en el interior: "El fuego no te hará daño".
William Dewsbury, otro del los primeros cuáqueros, quien habitó en el reino, también dejó un testimonio del terror en el Día del Señor y su bautismo de fuego:
"Yo fui inmolado bautizado, y fui como un niño pequeño bajo sus amonestaciones celestiales; tan pronto como mi alma fue llevada a esto, en mi humillación, ¡Oh! entonces, el temible juicio fue quitado, y el libro de la vida fue abierto ante mí, y el Señor me habló tranquilamente: 'con amor eterno te he amado'; y me hice cristiano por medio del día de venganza, y de un ardor como en un horno; y la arrogancia y el orgullo de hombre en mí fue derribado".
La siguiente cita es de La Necesidad de Una Vida y Conducta Santas de Esteban Crisp, quien era uno de los primeros cuáqueros y quien moraba en el reino, y este documento nos da más conocimiento de primera mano del bautismo de fuego:
"No se puede llegar a obtener este bautismo, sino por medio de sumergirse en lo que los destruye, lo que los mata. Pero hay cambio tal para salvar la vida de uno, hay tantos retorcimientos y entretejimientos de las personas para salvar sus vidas, que al fin se pierden. Pero nadie puede encontrar la vida que es eterna, sino los que están dispuestos a ser entregados a los muertos, y sometidos a este bautismo - es decir, por el Espíritu Santo y el fuego. Sólo los tales vienen a la vida; vienen a la resurrección. Para nunca se supo que alguno de ellos murió esta muerte, sino que resucitaron; porque es imposible que la muerte detenga a los que son enterrados en este bautismo,* así como fue imposible detener a Cristo, cuando estuvo en la tumba. El mismo poder que resucitó a Cristo nuestro Señor de entre los muertos, el mismo poder es que nos despierta, mientras permanecemos en estos cuerpos mortales, después de haber soportado esta muerte y crucifixión".
(* Tu resurrección es muy rápida, y tu entierro no está en este mundo físico.)
Al igual que la resurrección de Lázaro, después de que tú sometas al bautismo de la muerte, el Señor te llama por tu nombre para "ven fuera".
De la Palabra del Señor en el interior:
Del Diario de Jorge Fox:
Usted debe tener comunión con Cristo en sus sufrimientos; 1 Ped 4:12-13
si usted quiere reinar con él, debe sufrir con él; 2 Tim 2:12
si usted quiere vivir con él, debe morir con él; 2 Tim 2:11
y si usted muere con él, debe ser sepultado con él, Rom 6:4
y al ser sepultado con él en el verdadero bautismo, usted también resucitará con él. Col 2:12, Efe 2:6
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