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Mateo 7:1

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 1 "No juzguéis, para que no seáis juzgados.1

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1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. Usted no puede juzgar correctamente a alguien porque usted no ha caminado en sus zapatos, pero Dios sí lo ha hecho desde el momento en que ellos nacieron; él ha sigo testigo de cada palabra, cada pensamiento, cada acción, cada incidente en sus vidas. Por lo tanto sólo él puede entender su pasado lo suficiente para emitir un juicio correcto. Por ejemplo, hubo un estudio hecho con personas dedicadas a la prostitución (tanto mujeres como hombres), en las calles de San Francisco, y la gran mayoría de ellos habían sido violados por un miembro de su familia a una edad temprana. Un niño o niña que es violado a menudo siente que de alguna manera tuvo la culpa por lo que sucedió; entonces ellos comienzan a pensar que no son buenos y que sólo son capaces de repetir el error con otros. Aún nuestros prójimos, que parecen ser como nosotros, han tenido experiencias muy diferentes en sus vidas, las cuales sólo Dios conoce, y por lo tanto sólo Él es capaz de juzgar correctamente el comportamiento de otros.

William Penn ha dicho: "Cuando tu prójimo sea injusto contigo, no lo resientas; compadécete de él por su falta de sabiduría y entendimiento, cosas que evitarían sus actos equivocados. Nosotros deberíamos de prisa hacer el bien a nuestro prójimo en lugar del mal y en lugar de tomar venganza, deberíamos dejar que sea juzgado por la propia satisfacción o insatisfacción de sus actos injustos".

Cuando juzgas a los demás, juzgas la ley; cuando juzgas la ley, te has juzgado a ti mismo como el juez; cuando te conviertes en juez, has robado el papel y el derecho de Dios. Así es como te juzgaste a ti mismo. Si mueres sin haber entrado en el reino mientras estás en la tierra, en la siguiente vida cada juicio que hiciste al criticar a alguien o al causar daño a alguien se repite contigo sintiendo el dolor emocional y/o físico que hiciste que alguien sintiera; su juicio de todos es completamente sentido por usted en cada detalle. Por lo tanto, te juzgaste a ti mismo.

Esto no significa que usted no puede juzgar el mal comportamiento comparado con el bueno; esto no significa que usted no puede juzgar las doctrinas erróneas comparadas con las doctrinas correctas. Más bien esto significa que usted no debe criticar a otra persona en particular, porque su crítica es hacer juicio de alguien más; usted no debería ni siquiera pensar críticamente o resentir las acciones de otras personas, más bien usted debería esforzarse por cambiar la ira en contra de ellos por una tristeza por ellos. Ni debería usted evitar la crítica constructiva de sus hijos* (mientras ellos todavía oyen lo que usted les dice), o de los empleados que están bajo su autoridad.**

* Esto es lo que escribió William Penn sobre la disciplina de los hijos: "ámelos con sabiduría, corríjalos con afecto. Nunca golpee con ira, y adapte la corrección a su edad como también a sus faltas. Convénzalos de su error, antes de castigarlos; y póngalos a prueba, para ver si ellos muestran arrepentimiento, antes de la severidad; nunca la use, sino en casos de obstinación o impenitencia. Castíguelos más por su entendimiento que por la vara, y muéstreles la estupidez, vergüenza, y falta de deber en sus fallas más bien con un rostro afligido que enojado, y así afectará más pronto su naturaleza, y con un sentido más noble, de lo que un castigo servil y tosco puede producir".

** Esto es lo que escribió William Penn sobre la terminación del empleo de alguien: "no te aflijas con siervos descuidados; ellos te perturbarán; más bien págales y déjalos ir si ellos no quieren mejorar con palabras de corrección constructiva; es mejor evitar en esto muchas palabras, que yo se que hieren el alma y ofenden al Señor".

Esto no significa que usted no puede escribir o hablar acerca de algo en general que está equivocado, es una mentira, un error, o un pecado; sólo significa que usted no debe criticar a otra persona en particular. Cuando usted tiene suficiente del Espíritu Santo en su interior, usted puede ser inspirado con las palabras de Dios para juzgar a alguien en particular; pero eso no sería juzgar, eso sería Dios. Así como Jesús no se juzgó a sí mismo: Yo no puedo hacer nada de mí mismo. Juzgo sólo según lo que oigo; Juan 5:30... lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me dice que hablar, Juan 12:49-50... el Hijo no puede hacer nada de sí mismo [por su propia voluntad], sino lo que ve hacer al Padre. Juan 5:19

Otra razón por la cual usted no debe criticar a otros es porque todo hombre tiene un enredo de problemas, y sólo el Señor sabe qué problemas tratar con el hombre y en qué orden. Usted tal vez puede ver un problema obvio, pero no puede ver los muchos otros que no son aparentes; y es posible que hayan otros problemas que deben ser resueltos y de los que nos debemos arrepentir primero, antes de que el problema que usted ve pueda ser resuelto. Sólo el Señor sabe el orden en el cual debe resolver estos problemas en cada hombre, y sólo el Señor le puede dar a la persona la fortaleza para ser diferente. De modo que a menos que usted sea inspirado por el Espíritu de Dios con respecto a exactamente qué decir y cuándo, y a menos que el Espíritu de Dios esté cerca para impartirle fortaleza a esa persona, cualquier crítica es totalmente ineficaz. Cuando usted critica a otros, esto sólo endurece sus corazón para que no pueda oír los verdaderos juicios de Dios, y así usted provoca condenación en proporción a los problemas que usted ha causado. De la Palabra del Señor en el interior: "Nunca hables críticamente de ningún individuo u organización, no importa cuánto merezcan ser criticados;" y "sé ciego a las faltas de otros." En particular, sea ciego a las faltas opresivas de sus hermanos, las cuales todos tenemos hasta que hayamos sido purificados.

¿Significa esto que siempre debemos ser ciegos a todas las faltas de otros, no importando cuán serias sean? Suponga que alguien a quien usted conoce tiene el hábito de robar cosas. Ahora suponga que esa persona lo pone a usted como referencia en una aplicación de trabajo, y el posible empleador le llama a usted. ¿Acaso se supone que usted debe ser ciego con respecto a las faltas de esa persona? ¡Absolutamente no! El sentido común y la regla de oro nos dicen: haga por otros lo que usted quisiera que hicieran por usted, Mat 7:12; por lo tanto, usted le advierte al empleador acerca de la historia de esa persona. O peor aún, si usted es un proveedor de cuidados infantiles, y una persona que se sabe ha abusado de niños viene a trabajar para usted, ¿acaso se supone que usted debe ser ciego a sus faltas? ¡Absolutamente no! El sentido común y la regla de oro nos dicen que debemos decidir por esos niños como decidiríamos por nosotros mismos, si fuéramos uno de esos niños.

Particularmente usted no debe juzgar a alguien que esté fuera de la iglesia; de acuerdo a Pablo: Pues, aunque no es asunto mío juzgar aquellos que están fuera de la iglesia, ¿No debéis juzgar a los que están adentro de la iglesia? 1 Cor 5:12-13

Pero con respecto a los que están dentro de la iglesia, usted debe tener cuidado de no asociarse con aquellos que demuestran impiedad: Pero ahora os escribo que no os asociéis con ninguno que, llamándose hermano [cristiano], sea fornicario, avaro, idólatra [cuya alma está dedicada a cualquier cosa que usurpe el lugar de Dios], calumniador [reprochador, abusador, vilipendioso, difamador], borracho o estafador. Con tal persona ni aun comáis. 1 Cor 5:11

Y el Señor nos dice cómo lidiar con las personas en la iglesia que estén en el pecado: ellos deben ser advertidos amablemente por una persona que es lo suficientemente madura en el aspecto espiritual como para hablar palabras proporcionadas por el Espíritu, después advertidos por dos o tres, después censurados por el cuerpo entero de creyentes, — y si ellos no se arrepienten de su error, deben ser expulsados y rechazados, Mat 18:15-17

Pero nuevamente, con respecto a las faltas opresivas que todos tenemos hasta que hayamos sido reprendidos y limpiados por el Señor, no critique a otros creyentes. Sin instrucciones claras y específicas del Señor, no critique a nadie; no trate de criticar a nadie; y no trate de interpretar el pecado, más allá de lo que está claramente definido en las escrituras: por ejemplo, no use la inmoralidad sexual para incluir la censura del largo del vestido de una mujer; deje esa decisión para cuando el Señor le hable a la conciencia de esa persona. La crítica se come el cuerpo de Cristo como un cáncer; más bien edifique el cuerpo: alentando a sus hermanos creyentes, notando cuando mejoran, y elogiando sus buenas obras. Cada nuevo creyente convencido comienza estando sumergido en Egipto y Sodoma, y el Señor debe guiarnos a cada uno de nosotros para salir de ellas en una forma única, adaptada a la historia y las cadenas de cada persona; obviamente, no podemos ser perfeccionados instantáneamente, por lo tanto la ceguera hacia las faltas opresivas de su hermanos es necesaria. Sus hermanos son aquellos que comparten su esperanza en el verdadero evangelio y quienes están buscando seguir a Dios al esperar y escuchar sus mandatos.

De la Palabra del Señor en el interior:

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