Proverbios 18:21 Mostrar el Capítulo y las notas   21 La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto.1 [Aquellos que aman hablar nunca verán la salvación; el fruto de una lengua que erra es muerte. De la Palabra del Señor en el interior: "La gente no se da cuenta del mal que sale de su boca. Todo lo que se habla es una abominación. La conversación debe ser restringida de tal manera que tú seas excluído. Que tus palabras sean tan pocas como sea posible".] |
1 La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto. Aquellos que aman hablar nunca verán la salvación; el fruto de una lengua que erra es muerte.
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. ¡Mirad cómo un fuego tan pequeño incendia un bosque tan grande!
Y la lengua es un fuego; es un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y es la que contamina el cuerpo entero. Prende fuego al curso de nuestra vida, y es inflamada por el infierno.
Pues fieras y aves, reptiles y criaturas marinas de toda clase pueden ser domadas, y han sido domadas por el ser humano.
Pero ningún hombre puede domar su lengua; porque es un mal incontrolable, llena de veneno mortal. Santiago 3:5-8.
El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio conteniéndose la apacigua. Prov 29:11.
En las muchas palabras no falta pecado, pero el que refrena sus labios es prudente. Prov 10:19
Pero sea vuestro hablar, 'sí', 'sí', y 'no', 'no'. Porque lo que va más allá de esto, procede del maligno. Mat 5:37
Hasta limpiado y purificado, el Espíritu de Satanás está en el corazón de cada hombre, generando las palabras que los hombres hablan.
Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es hombre perfecto, Santiago 3:2.
Por lo tanto si usted va a ser condenado por hablar palabras ociosas, y si usted no puede controlar sus palabras hasta que sea perfecto, entonces la perfección obviamente es necesaria para ser justificado.
Antes de que usted sea perfecto, usted habla con su mente carnal, la cual es enemistad contra Dios; por lo tanto todos nosotros deberíamos practicar hablar lo menos posible. Los siguientes mensajes de la Palabra del Señor en el interior son para ayudarnos a minimizar nuestras palabras:(las palabras en paréntesis no son del Señor y han sido añadidas para obtener más entendimiento.)
Esto será difícil al principio, pero llegará a ser más fácil con la práctica. No comience una conversación no planeada diciendo, Hola, ¿cómo estás?, simplemente salúdelos con la mano. Use correo electrónico en vez de iniciar conversaciones por teléfono. Habrá veces cuando sea absolutamente necesario que usted inicie una comunicación oral; haga que sean tan pocas como sea posible. Cuando se le haga una pregunta, responda sí o no si es posible; y si no es posible, permanezca conciente de lo que está diciendo a medida que habla, diciendo tan pocas palabras como sea posible. Vigile su reacción a otros cuando hablan, y se dará cuenta que le pone poca atención a lo que ellos están diciendo y más bien está pensando qué decir después; desafortunadamente eso es lo que son la mayoría de las conversaciones — escucharse a uno mismo hablar.
En su trabajo a menudo es necesario comunicarse oralmente; algunos de ustedes incluso tienen trabajos en los cuales están dando apoyo por teléfono. Mi consejo es practique dar respuestas cortas, y evite tratar de establecer una buena relación contando historias de la guerra o haciendo preguntas sin sentido como por ejemplo "¿Cómo está hoy?," o "¿Cómo está el clima por allá?," o "¿qué le pareció el equipo de fútbol xxx?" "¿quién es su yyy favorito?", etc. El punto es: limítese a hablar de negocios.
Los primeros cuáqueros practicaron hablar tan pocas palabras como fuera posible, como describe William Penn a continuación, extraído de su Introducción al Diario de Jorge Fox:
"Ellos recomendaron el silencio por medio de su ejemplo, teniendo muy pocas palabras en todas ocasiones. Ellos tenían una palabra cuando hacían negocios, y las muchas palabras de sus clientes no los podían tentar, teniendo más consideración de la verdad que de las costumbres, del ejemplo que de las ganancias. Buscaron la soledad, pero cuando estaban en compañía, ellos ni usaban ni oían a propósito discusiones innecesarias o ilícitas. ... Sus prácticas oportuna y provechosamente suspendieron la conversación; al hacer su compañía incómoda para sus parientes y conocidos, esto les dio la oportunidad de tener más retiro y soledad, donde encontraron una compañía mejor, la de su Señor Dios y redentor. Se fortalecieron en su amor, poder y sabiduría, y estaban mejor calificados para su servicio; y su éxito lo mostraba abundantemente, alabado sea el nombre del Señor."
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