³ Juzgará entre las naciones; las llenará de cadáveres. Aplastará a los jefes sobre la extensa tierra.Hasta el año 2009, esta profecía de destrucción de todas las personas impías del mundo todavía no se ha cumplido; la cual se refiere a la tierra entera y todas las naciones. El Señor va a destruir a todas las personas impías del mundo entero, dejando al mundo poblado sólo con aquellos que hacen caso y obedecen su voz, caminando completamente en el camino que él les manda. En Jeremías 25, después que el Señor destruye a Jerusalén y Judá, él razona con nosotros, diciéndonos que cómo podemos esperar escapar el mismo castigo si estamos haciendo lo mismo: no lo buscamos, no escuchamos su voz, y no le obedecemos. Casi todos, incluidos los así llamados cristianos, están caminando tras la imaginación de su propio corazón, que es peor que adorar ídolos y dioses falsos. A menos que podamos seguir totalmente la Voz del Señor como un trueno sobre las aguas en todas las palabras y hechos, el Señor no es nuestro Dios; nuestro dios es nuestro yo, y servimos a nuestros propios deseos egoístas, siguiendo nuestros deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida. De modo que para hacer al Señor nuestro Dios, usted debe ir a él. Usted debe esperar en él — escuchar en silencio, con la humildad de un pecador con la necesidad de su poder que produce cambio — la gracia. Por lo tanto esperar, velar, escuchar, oír, obedecer... esperar, velar, escuchar, oír, obedecer..... buscar, escuchar, obedecer. Siga haciendo esto hasta que Cristo aparezca en su corazón como una estrella maravillosa. Usted debe persistir en hacer esto y debe soportar hasta el fin, cuando Cristo traiga la salvación.

Anda, oh pueblo mío, entra en tus habitaciones; cierra tras de ti tus puertas. Escóndete por un breve momento hasta que pase la ira. Porque he aquí que Jehovah sale de su lugar, para castigar la maldad de los habitantes de la tierra contra él. Isa 26:20-21. Esta es aún otra profecía del Señor que finalmente se encarga de la iniquidad en la tierra, para destruir a todos aquellos que no escuchan su voz ni la obedecen, después que todos los hombres oyen la voz del Señor y le dan la espalda a él. Esto es como cuando los primogénitos de Egipto fueron destruidos; aquellos que comieron la cena de la Pascua y tenían marcados sus dinteles con la sangre del cordero, no fueron destruidos. El equivalente espiritual es que todos los del primer nacimiento serán destruidos; aquellos que han muerto realmente a la carne, al crucificar sus vidas carnales y egoístas, no serán destruidos; ya que tienen sus conciencias rociadas con la sangre de Jesús para ser limpiados de las obras muertas, viviendo sólo en obediencia para servir al Dios viviente.

Antes de que esto suceda, como dijo Jeremías en Jer 25:31, "él tiene juicio contra las naciones."Estos son mensajes relacionados De la Palabra del Señor en el interior recibidos en el 2008:

• Nunca ha habido un tiempo como este; todos los hombres se retorcerán en la Tierra.
• ¡Oigan todos! Viene un tiempo cuando la voz del Señor será oída por todos; hagan caso y obedezcan.
• Yo recompensaré a mis enemigos.
• Viene un tiempo cuando todos los hombres de la Tierra serán probados.
• He aquí yo traeré una plaga sobre toda la Tierra.
• Destruiré a todos los hombres que no tienen luz.
• Delataré aquellos que están felices en sus pecados.
• Llenaré la Tierra con los cuerpos de los hombres muertos.
• Haré a la obediencia el fruto de la justicia.
• El Señor establecerá justicia en toda la tierra.
• Así será hecho."

Para establecer justicia en toda la Tierra, primero el mal de la tierra debe ser destruido. De la Palabra de Dios en el interior:"Haré que la oediencia sea el fruto de la justicia. El Señor establecerá la justicia en toda la Tierra. Así será hecho." Para establecer justicia por toda la Tierra, el mal tiene que ser destruído. Pero, como lo explica en detalle Apocalipsis 21:1, hay una copia de la Tierra en nuestros corazones; y después de que la Tierra sea limpiada, es parte del cielo nuevo y la Tierra nueva, con justicia en todas partes. La Tierra nueva y el cielo nuevo es el premio para cada persona que entra en el reino. ¿Podría eventualmente haber una limpieza de la Tierra que conocemos y en la que vivimos? Ciertamente, si el Señor lo quiere, se hará, como ya ha limpiado muchas tierras.

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