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Romanos 3

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 1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O qué beneficio hay en la circuncisión?

 2 Mucho, en todo sentido. Primeramente, que las palabras de Dios les han sido confiadas.

 3 ¿Qué, pues, si algunos de ellos han sido infieles? ¿Acaso podrá la infidelidad de ellos invalidar la fidelidad de Dios?

 4 ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz, aunque todo hombre sea mentiroso, como está escrito: para que seas justificado en tus palabras y venzas cuando seas juzgado.

 5 Pero si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto Dios que da el castigo? (Hablo como hombre.)

 6 ¡De ninguna manera! Porque en tal caso, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?

 7 Pero si la verdad de Dios abundó en mi falsedad para su gloria, ¿por qué todavía soy juzgado yo como pecador?

 8 ¿Y por qué no decir: "Hagamos lo malo para que venga lo bueno"? De esto se nos calumnia, y algunos afirman que así decimos. La condenación de los tales es justa.

 9 ¿Qué, pues? ¿Les llevamos alguna ventaja? Claro que no; porque ya hemos acusado tanto a judíos como a gentiles, diciendo que todos están bajo pecado,

 10 como está escrito: No hay justo ni aun uno; [Hubieron tiempos en Israel cuando nadie era justo, y hay momentos en los cuales no hay ningún hombre justo en toda la tierra. Pero obviamente Noé fue justo, Moisés fue justo, los apóstoles con decenas de miles en su iglesia primitiva eran justos, y decenas de miles de los primeros cuáqueros eran justos. De todos los hombres justos en las escrituras, la siguiente es una lista parcial: LotJob, Enoc, Noé, Moisés, Josué, Samuel, Josafat, Nehemías, Débora, Elías, Eliseo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Zacarías, Oseas, Zacarías, Elizabeth, Ezequías, Asa, David, etc.]

 11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. [Hubieron tiempos en Israel cuando el camino para buscar a Dios se había perdido, y hay tiempos cuando nadie en toda la tierra está buscando a Dios apropiadamente. Para buscar a Dios, usted debe esperarlo a Él paciente y persistentemente en humilde silencioescuchar sus palabras habladas, y después obedecer lo que él mande. El error más común ha sido pensar que estudiar las escrituras es buscar a Dios; Dios sólo es encontrado y conocido por medio de la revelación. Los judíos estudiaban las escrituras, pero debido a que no entendían a Dios, ellos crucificaron al Santo de Israel.]

 12 Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. [Hubieron tiempos en Israel cuando nadie hizo el bien, y hay tiempos cuando nadie hace el bien en toda la tierra.]

 13 Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Hay veneno de serpiente debajo de sus labios;

 14 su boca está llena de maldiciones y amargura.

 15 Sus pies son veloces para derramar sangre;

 16  hay ruina y miseria en sus caminos.

 17 No conocieron el camino de paz;

 18 no hay temor de Dios delante de sus ojos.1

 19 Pero sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre, y todo el mundo esté bajo juicio ante Dios.

 20 Porque por las obras de la ley nadie será justificado delante de él; pues por medio de la ley viene el reconocimiento del pecado.

 21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas.

 22 Ésta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen.2 Pues no hay distinción; [De la Palabra del Señor en el interior: "Sólo la fe que libera imparte justicia."]

 23 porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,

 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. [La gracia es un proceso de enseñanza y purificación que resulta en la redención de todo pecado y en la pureza, Tit 2:11-14:la gracia no es la gracia instantánea y barata que el cristianismo se ha imaginado — la gracia imaginaria produce rectitud imaginaria y justificación imaginaria. No somos justificados instantáneamente porque nosotros, por el Espíritu, aguardamos por la fe la esperanza de la justicia, Gál 5:5, a medida que buscamos ser justificados en Cristo. Gál 2:17. Debido a que la justificación es por medio de la redención que ocurre cuando se posee el Espíritu de manera completa, después que usted ha experimentado el ser sellado con el Espíritu de la promesa, entonces la justificación viene mucho tiempo después que usted creyó por primera vez.]

 25 Como demostración de su justicia, Dios le ha puesto a él como expiación por la fe en su sangre, a causa del remisión de los pecados pasados, en la paciencia de Dios,

 26 con el propósito de manifestar su justicia en el tiempo presente; para que él sea justo y a la vez justificador del que tiene fe en Jesús. [Dios justifica a aquel que cree en Jesús, pero no de manera instantánea: nosotros, por el Espíritu, aguardamos por la fe la esperanza de la justicia, Gál 5:5, a medida que buscamos ser justificados en Cristo. Gál 2:17. La fe interna justifica. Somos justificados, redimidos, y purificados al mismo tiempo por la gracia de Dios por medio de nuestra fe para oír y obedecer; la gracia nos enseña qué negar y cómo vivir recta y piadosamente, redimiéndonos de toda iniquidad y purificándonos, Tit 2:11-14 — entonces llegamos a ser justificados, no antes.]

 27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Está excluida. ¿Por qué clase de ley? ¿Por la de las obras? ¡Jamás! Más bien, por la ley de la fe.

 28 Así concluimos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.3 [La fe no es una creencia en Jesús basada en la exactitud histórica de la Biblia; esa es fe Bíblica. La fe es oír la palabra de Dios, quien es Jesús, desde el interior de su corazón, porque la fe es el don de Dios y dada por medio de la revelación de Jesucristo; la fe en el interior justifica; la fe en el interior purifica. Oír a Jesús que le hable una vez no lo justifica; usted debe seguir oyéndolo y obedeciéndole hasta que su naturaleza pecaminosa sea crucificada. Nosotros buscamos ser justificados. Además, estamos sometidos a la ley (núcleo moral) como tutor hasta que llegue la fe. Gál 3:25, Gál 5:18; la fe viene por revelación a medida que usted es guiado por el Espíritu; cuando usted puede oír la Palabra del Señor desde el interior de su corazón, entonces usted tiene fe, Rom 10:8, Rom 10:17.

Hay una gran diferencia entre las obras de la ley (sacrificios, circuncisión, diezmos, días, comidas, etc.), y tratar de acatar el centro moral de los mandamientos, (no robar, no mentir, no asesinar, no cometer adulterio, no codiciar, amar a su prójimo, etc.) Las obras de la ley no tienen valor, pero aún así alejarse del mal es esencia. La cristiandad nos dice incorrectamente que aún los mandamientos morales, que son la ley en el corazón de cada hombre, han sido invalidados. Hermanos (hablo con los que conocen la ley), ¿ignoráis que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive? Rom 7:1. A menos que usted pierda su vida al crucificar su naturaleza pecaminosa, su mente carnal, y su espíritu impío, usted todavía está vivo y todavía es sujeto a las leyes morales. También Pablo dijo en Gál 5:18, si (y cuando) ustedes sean guiados (dirigidos, ordenados, enviados) por el Espíritu, no están bajo la ley. Hasta que no estemos bajo el control del Espíritu de Dios, la ley interna en el corazón de todo hombre, (que incluye el centro moral de la ley mosaica), es nuestro tutor, que nos recuerda nuestras deficiencias y nos motiva a ir a Dios para ser cambiados. La cristiandad quisiera que usted ignorara el tutor esencial, que lo lleva a la verdadera fe operacional.

Jorge Fox escribe de cuando uno es justificado: "un creyentes que es justificado es una nueva criatura, ha pasado de la muerte que vino por el pecado, y llega a entrar en su reposo, donde no hay pecado. Aquel que es la santificación, es la justificación, y así por su santificación ellos son justificados; es la misma cosa, lo que santifica, justifica."]

 29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? ¡Por supuesto! También lo es de los gentiles.

 30 Porque hay un solo Dios, quien justificará por la fe a los de la circuncisión, y mediante la fe a los de la incircuncisión.

 31 Luego, ¿invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, establecemos la ley.4 [Un hombre que camina en la ley real de amor, es ordenado y vigorizado por Dios con respecto a qué decir y qué hacer, de modo que cada una de sus acciones y palabras provienen de una obediencia amante a la voluntad de Dios. Él ya no camina según las leyes que restringen su carne, habiendo crucificado su naturaleza carnal y estando muerto a la ley por medio de muchas leyes recibidas como mandatos del Señor, lo cual progresivamente reduce las acciones, palabras y pensamientos de su vida carnal hasta que ya no existen. Verdaderamente ese hombre ama al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su mente, y con toda su fuerza; y ama a su prójimo como a si mismo. Ese hombre cumple y establece la ley — honrando así la ley. De la Palabra del Señor en el interior: "Establecemos la ley con honor."]


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1 Los 'cristianos' no tienen temor de Dios; piensan que Jesús excusa todos sus pecados. Ellos pecan sin remordimientos ni temor de las consecuencias. Ellos piensan que pueden ignorar todas las enseñanzas de Jesús, sus mandatos y advertencias, y esperan que él los defienda en el juicio — pero él no será la excusa de ellos; más bien ellos le oirán decir: ‘Nunca os he conocido. ¡Apartaos de mí, obradores de iniquidad [pecado, infracción de la ley o de maldad]!’ Mat 7:21-23. Jesús continúa advirtiéndonos, al decir: ¡No pequen más! y ¡Arrepiéntanse o perezcan! [perder su alma].

2 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Jesús dijo que nuestra prioridad más importante en la vida debería ser buscar la justicia de Dios: Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. Mat 6:33. Esta justicia de Dios viene por fe, a medida que usted busca a Dios con todo su corazón y alma. Esta fe es un don de Dios, que se recibe después de que hemos crucificado nuestro espíritu egoísta en la cruz interna de la negación propia; recibimos el don de la fe con el fruto del Espíritu, y esto resulta en que recibimos el Espíritu de Cristo en una medida suficiente para que sea nuestro verdadero Señor, Maestro, y Rey, que suple nuestros pensamientos, nuestras palabras que hablamos, y ordenando nuestras obras que hacemos — para gloria de Él y del Padre. Creer en Jesús no es la fe que imputa la justicia. De la Palabra del Señor en el interior:

  • No hay justicia lejos de Dios.
  • La justicia debe ser creada.
  • Aspira y busca la justicia, sin la cual nadie verá al Señor.
  • Hay una justicia imputada sólo después de la muerte.
  • Nosotros, por medio del Espíritu, aguardamos la esperanza de justicia.
  • El Espíritu nos vivifica para justicia.
  • Despierten a la justicia y no pequen.
  • Aquel que practica la justicia ha acabado con el pecado.
  • Busca la justicia y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
  • Ustedes que creen el Hijo serán hechos justos.
  • Háganse a sí mismos esclavos de la justicia, cuya recompensa es la santidad.
  • Sólo la fe que libera imparte justicia.
  • La justicia es imputada cuando usted recibe la fe con el fruto del Espíritu, en contra de lo cual no hay ley, para entonces caminar en amor, obedeciendo los mandatos continuos de Cristo; esto ocurre en el momento de la muerte de su espíritu egoísta en la cruz interna de la negación propia. Cuando usted posee la plenitud de Cristo, que termina en la imputación, y usted es justo como Él es justo. Hasta entonces nosotros, por medio del Espíritu, aguardamos la esperanza de la justicia por la fe, Gál. 5:5. Esperamos al oír al Señor hablarnos desde el interior de nuestro corazón y creyendo lo que él dice. Nosotros ejercitamos nuestra fe para cargar la cruz interna de la negación propia, la cual es obedecer los mandamientos que oímos a Dios que nos habla a medida que esperamos, velamos, y escuchamos en silencio sus instrucciones, enseñanzas, mandatos, palabras de aliento, convicciones, y la destrucción del pecado en nuestros corazones.

    Jorge Fox escribe de la justicia imputada y de la justicia en El gran misterio de la gran ramera revelado:

    Porque aquellos que observan a Cristo dentro de sí, allí observan la justificación, y la santificación; porque ‘Abraham creyó y le fue contado como justicia;’ y su creencia estaba en el interior, y él vio la gloria de Cristo. Aquellos que creen llegan a observar la imputación; pero aquellos que llegan otra vez a observar la justicia, están más cerca que cuando creyeron la primera vez; y observar que ellos han recibido a Cristo en el interior, es el propósito de su creencia. Allí ellos observan la justicia misma sin imputación, la cual es la sustancia, aquello en lo cual termina la promesa, y todo lo que los padres podían esperar, quienes permanecieron en la imputación, y todos los creyentes en él. Habiendo venido Cristo, el propósito de la creencia del hombre, la justicia misma, aquí hay una justificación solamente, sin la imputación, Cristo la justicia de Dios: ¡bendiciones y gloria para siempre! Y un creyente que es justificado es una nueva criatura, ha pasado de la muerte que viene por el pecado, y llega a entrar en su reposo, donde no hay pecado. Aquel que es la santificación, es la justificación, y así por su santificación ellos son justificados; es la misma cosa, lo que santifica, justifica .... Los hombres son justificados por la creencia, y en la fe y por la fe, y al creer ellos vencen, y tienen victoria; y hay mortificación, y santificación, y redención, y justificación, todas poseídas juntas en uno, quien es Cristo, y esto para la satisfacción particular.

    Estos guías ciegos, que se hacen pasar por ministros de Cristo, le dicen a usted que usted tiene la justicia de Cristo, así que no necesita nada.
    Ellos dicen que confiemos en la "justicia de Cristo imputada" a nosotros, basado en nuestra "fe," como lo fue con Abraham, Rom 4:3-11.

    La fe de Abraham no fue simplemente una creencia en Dios; Abraham obedeció la voz de Dios, Gen 22:18,26:5.
    La fe de Abraham era esperar para escuchar las palabras de Dios, oírlas, y después obedecerlas.
    Su fe produjo obras de fe obediente que probaron su amor por Dios.
    Oír las palabras habladas por Dios y obedecerlas es la fe verdadera, y esta fe los apóstoles también predicaron.

    Dios también ordenó a Abraham que "caminara delante de mí y se perfecto." Génesis 17:1
    Como Abraham ejerció su fe para ser circuncidado (como se le ordenó) — así nosotros debemos recibir la circuncisión espiritual — nuestro corazón es circuncidado del pecado.
    Como Abraham ejerció su fe para dejar su hogar para ir a una tierra nueva, (como se le ordenó) — así nosotros abandonamos el mundo para entrar en el reino de Dios.
    Como Abraham ejerció su fe estando dispuesto a sacrificar a Isaac, (como se le ordenó) —así también nosotros debemos crucificar nuestra vida egoísta para salvar la vida de nuestra alma
    Si Abraham no hubiera obedecido a la voz de Dios en todo lo recién mencionado, usted estaría leyendo acerca de otra persona en vez de Abraham.

    Abraham se expuso a si mismo a oír los mandatos de Dios. Nosotros también debemos exponernos a nosotros mismos a oír los mandatos de Dios, — oírle, obedecerle, y seguir haciéndolo con resistencia hasta el final; de otra manera nosotros no llegaremos a estar libres de pecado, ni alcanzaremos justicia, y seremos excluidos del cielo al morir. La obediencia lleva a la justicia. Rom 6:16

    La justicia viene por medio de la fe en Jesús, pero la fe que imputa justicia es sólo la fe que libera de la ley; esta medida de fe que libera es recibida con el fruto del Espíritu, y eso sólo ocurre después que usted ha crucificado sus deseos y afectos en la cruz interna de la negación propia; y esto no es instantáneo ni se logra fácilmente.

    Pablo clarifica: Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza. Gál 5:5
    Pablo dice además: sois esclavos del que obedecéis; ya sea del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la justicia. Rom 6:16
        (¿Obediencia a qué? A los mandatos y enseñanzas que oímos del Señor a medida que lo esperamos.)
    Jesús dijo: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mat 5:6
        (¿Cómo puede alguien tener hambre y sed de justicia si ellos son instantáneamente justos al creer en Jesús?)
    Jesús dice además: Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia. Mat 6:33
        (Nosotros debemos buscar la justicia de Dios como la prioridad más importante en nuestra vida,
        más que la comida y la vestimenta
    .)
    Y Pablo dice: Despertad a la justicia, y no pequéis más, porque algunos tienen ignorancia de Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. 1 Cor 15:34
        (Cualquiera que piense que puede continuar pecando y ser justo no tiene conocimiento de Dios
        y debe ser avergonzado
    .)

    Está claro que no somos justificados instantáneamente porque creemos o tenemos fe, de otra manera, no se nos diría:

    No, debemos ir a Él para recibir su gracia y ser limpiados, y así llegar a ser justos — el fruto de lo cual es paz;
    el efecto de la justicia será la tranquilidad y seguridad perpetuas. Isaías 32:17

    Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Rom 3:24
    Pero este acceso a Dios no nos justifica instantáneamente, porque buscamos ser justificados en Cristo. Gál 2:17

    Mientras observamos lo que fue dicho por la Palabra del Señor en el interior: "hay una justicia que sólo es imputada al morir," aparentemente justicia imputada y justicia, el fin de la imputación, ocurre en paralelo con las dos etapas de la perfección, las cuales tanto Fox como Crisp describieron.

    La persistente creencia del cristianismo de que uno es justo porque cree que Jesús es el Hijo de Dios no es verdad, como Juan se toma el tiempo para desmentir:

  • Hijitos, nadie os engañe. El que practica justicia es justo, como él es justo. 1 Juan 3:7. Jesús sólo habló, juzgó, e hizo lo que Dios le inspiró y ordenó; para practicar justicia también debemos ser capaces de sólo hablar lo que le oímos a Él ordenarnos a que digamos y sólo hacer lo que Dios nos ordene hacer. Esta habilidad sólo viene después de que hemos crucificado nuestro espíritu egoísta y el pecado ha sido destruido por el Espíritu por medio de llevar la cruz interna de la negación propia; entonces estamos caminando por el mismo camino que Él caminó y estamos en el mundo como Él estuvo con perfección, pureza, y santidad. Debemos ser restaurados a la imagen de Dios que Adán perdió en el jardín del Edén; para ponernos la naturaleza recién creada [de Cristo], quien es creado a la imagen de justicia y santidad verdaderas de Dios. Cuando somos justos, todo lo que decimos y hacemos es justo, moralmente correcto, perfecto, verdadero, santo, virtuoso, bueno, y puro. Cuando somos justos, todo lo que decimos y todo lo que hacemos es correcto — justicia.

  • El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto es revelado el Hijo de Dios [en nosotros]: para deshacer [en nosotros] las obras [pecado] del diablo. 1 Juan 3:8

  • Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios [Cristo] permanece en él, y no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.1 Juan 3:9

  • En esto se revelan [distinguen] los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano. 1 Juan 3:10

  • Claramente, usted debe ser liberado de todo pecado antes de ser justo. Claramente, como Juan dice en la cita anterior, usted debe ser justo en su conducta y palabras así como Jesús era justo. Claramente usted debe haber muerto al pecado, usted debe haber hecho que su espíritu egoísta sea crucificado, usted debe haber hecho que su corazón sea circuncidado por el Espíritu, usted debe haber quitado el cuerpo de pecado de la carne, usted debe haberse despojado de su antigua naturaleza que controlaba su conducta, usted debe haber hecho morir las obras del cuerpo que son de la vida terrenal — antes de que usted pueda tener alguna justicia de Dios, aún la justicia imputada.

    Por lo tanto también, como dijo Pablo: Despertad a la justicia, y no pequéis más, porque algunos tienen ignorancia de Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. 1 Cor 15:34. Es imposible ser justos y todavía estar pecando. A menos que usted haya sido liberado de la esclavitud del pecado, usted no puede ser justo; es imposible ser justo y todavía estar pecando. A menos que usted haya liberado de la esclavitud del pecado, usted no puede ser justo; tanto Juan como Pablo lo han enfatizado. Juan nos advierte que no seamos engañados de que podemos ser justos y todavía pecar. Pablo avergüenza aquellos que piensan que pueden pecar y ser justos, diciendo que no tienen conocimiento de Dios. Y si su conocimiento de Dios viene de oír a otros hablar, o leer la Biblia, usted no tendrá conocimiento de Dios porque lo que se conoce acerca de Dios se revela en ellos, pues Dios se lo manifestó; Rom 1:19; Dios es sólo conocido por revelación.

    Ustedes dicen que ustedes creen en Jesús, ¿pero qué fe claman tener? ¿Creen ustedes lo que oyen a Jesús decirle que haga desde el interior de su corazón, como resultado de esperarlo a él en silencio, mientras lo escuchan hablándoles a ustedes; o creen que Jesús vivió, fue el Hijo de Dios, etc.? ¿Qué esperanza tienen? ¿Poder pecar sin ser castigados e ir al cielo después de morir? ¿O ser liberado del pecado, entrar en el reino del cielo mientras todavía en la tierra, y después estar allí para siempre? Dos esperanzas diferentes, dos tipos distintos de fe. Una fe es verdadera, la otra fe es una mentira. Una esperanza purifica, la otra lo deja en el dolor del pecado. Una fe purifica, la otra lo deja contaminado. Una fe acompañada por obediencia lleva a la salvación, la otra al infierno. Una fe lleva a poseer la justicia de Cristo, la otra fe lo deja sin ella. El verdadero evangelio desencadena el poder de Dios que nos da a una salvación que se experimenta y es purificada, la otra es una apariencia de piedad sin el poder, con una salvación que sólo se presume. Si alguien viene predicando a otro evangelio diferente al que ustedes han recibido, [de parte de Pablo] sea anatema, Gál 1:8-9. Pablo dijo que él había sido enviado por Jesús a predicar este evangelio: "Yo [Jesús] te envío para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, para que reciban perdón de pecados, una liberación de la esclavitud del pecado y una herencia entre los purificados por la fe en mí". Hechos 26:17-18. La evidencia de la fe es la obediencia, el resultado de la obediencia es el fruto del Espíritu, que prueba que usted es un verdadero seguidor de Cristo. La obediencia lleva a la justicia. Rom 6:16, a medida que por medio del Espíritu, por fe, pacientemente aguardamos la esperanza de justicia, Gál. 5:5.

    3 el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley. Sólo la fe en el interior justifica; la fe es oír a Jesús, la Palabra, hablarle desde su corazón. Rom 10:8,17, Deut 30:10-14, Efe 4:21, Juan 1:1-4,1:14, Apoc 19:13-16. No se oye al Señor sólo una vez para ser justificado.  Toda palabra que oyes del Espíritu lo lleva más cerca a la justificación, pero usted debe seguir oyendo y obedeciendo hasta que su naturaleza pecaminosa haya sido crucificada en la cruz interna de la negación propia, para entonces recibir la fe como parte del fruto del Espíritu, que lo libera de la ley y lo justifica. Jesús debe ser el autor de la fe, y él es su autor por medio de la revelación, pero no sólo por su creencia que la Biblia verdaderamente afirma que Jesús es el Hijo de Dios; esa es la fe bíblica, no la fe de la cual Jesús es el autor. De la Palabra del Señor en el interior: "A menos que tú seas testigo de que recibes la fe de parte de Cristo, estás bajo la ley. A menos que tú atestigües la ley cumplida en ti, estás bajo la ley."

    Usted recibe la fe a la conclusión de la crucifixión de su espíritu egoísta en la cruz interna de la negación propia; y este don de fe es parte del fruto del Espíritu. Habiendo sido liberados de todo pecado, Jesús llega a ser nuestro verdadero Señor, Maestro, y Rey, al suplir nuestros pensamientos, nuestras palabras para que hablemos, y ordenando nuestras obras para que hagamos — para su gloria y la del Padre.

    Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz (quietud y confianza segura para siempre), paciencia (incluyendo longanimidad, constancia y perseverancia), amabilidad (incluyendo moralidad e integridad), bondad, fe, benignidad (incluyendo mansedumbre y humildad), y dominio propio (dominio de los apetitos sensuales, pasiones y deseos) Contra tales cosas no hay ley, porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne [la naturaleza pecaminosa] con sus pasiones y deseos [concupiscencias y afectos]. Gál 5:22-24

    Cuando se le ha dado muerte a la naturaleza pecaminosa, entonces usted camina en amor, siguiendo el Espíritu, cumpliendo la ley; y entonces usted es verdaderamente justo; y después usted es justificado. Y así un hombre es justificado por fe, cuando él ha crucificado su espíritu egoísta e impío sobre la cruz interna de la negación propia, para entonces recibir el Espíritu de vida en Cristo Jesús en medida suficiente para estar en unión con Él. Jesús llega a ser su verdadero Señor, Maestro, y Rey, al suplir sus pensamientos, sus palabras para que hable, y ordenando sus obras para que haga — para la gloria suya y la de su Padre. Entonces usted ha sido redimido, entonces usted es santificado, entonces usted es justo.

    Jorge Fox escribe de cuando uno es justificado en su documento El gran misterio de la gran ramera revelado:

    "un creyentes que es justificado es una nueva criatura, ha pasado de la muerte que vino por el pecado, y llega a entrar en su reposo, donde no hay pecado. Aquel que es la santificación, es la justificación, y así por su santificación ellos son justificados; es la misma cosa, lo que santifica, justifica .... Los hombres son justificados por la creencia, y en la fe y por la fe, y al creer ellos vencen, y tienen victoria; y hay mortificación, y santificación, y redención, y justificación, todas poseídas juntas en uno, quien es Cristo, y esto para la satisfacción particular."

    Claramente la justificación ocurre en la segunda etapa de la perfección.

    Hemos definido al fe que justifica; ahora necesitamos definir las obras de la ley o actos de la ley acerca de las cuales habla este mismo versículo.

    Las obras de la ley no cuenta para nada. Las obras de la ley son la ofrenda de granos, la ofrenda de corderos, la ofrenda de bueyes, los lavamientos, no comer ciertas comidas, la circuncisión, los diezmos, los sábados, las celebraciones de los días, los festivales, etc.; estas son ofrendas muertas de la ley, y la mente carnal y la voluntad del hombre decide cuándo deben ser hechas.

    Sin embargo, hay otra clase de obras: las obras de fe, las cuales son obras que Dios le manda a usted que haga, las cuales usted recibe cuando se expone a sí mismo para oír sus mandatos al esperar a Dios; lo cual es sentarse en humilde silencio, escuchando su voz y velando para oír sus revelaciones. La fe es oír la palabra en su corazón; esa es la palabra de fe que los apóstoles predicaron. El obedecer los mandatos de Dios que usted le oye hablarle a usted es hacer obras operacionales de fe, las cuales Pablo declaró como una necesidad y Santiago declaró que la fe sin obras es muerta. Estas no son obras muertas que usted decide hacer; estas son las obras que Dios quiere que usted haga, y cuando las hace, usted está haciendo su voluntad en la tierra así como es hecha en el cielo. Estas son obras de fe hechas en amante obediencia a los mandatos que usted le oye a Dios pronunciar desde el interior de su corazón. Estas son obras de la vida también, y el mandato para hacerlas proviene de la vida de Dios, Cristo; y las palabras que él le habla a usted imparten la vida de Dios. Juan 6:63. Repetidamente busque, espere, oiga, escuche, y obedezca — y eventualmente usted recibirá tanto de la vida de Dios que usted llegará a ser limpiado y purificado. Entonces usted es dirigido por Dios a hacer obras de amor para su gozo y la gloria de él.

    La primera clase de obras que usted oirá a Dios mandándole a que haga son las obras de arrepentimiento — abandonar los hábitos impíos, pasiones, y placeres. Esta es la función de la gracia: "enseñándonos a negar la impiedad y los deseos mundanales, y cómo vivir sobria, justa y piadosamente, en este mundo presente", Tit 2:12. Los mandatos que usted le oye decirle deben ser guardados, recordados y obedecidos; si él le ordena negar algo en su vida, usted debe seguir negándolo. Los mandatos que usted obedece y guarda entonces son escritos en su corazón y en su mente, lo cual complementa las leyes morales que ya está en el corazón de cada hombre; así se cumple la escritura: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré [un entendimiento interno]. Heb 10:16. Este es el nuevo pacto: "Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor. Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré", Heb 8:10; de cual nuevo pacto, Cristo es el mediador, manejando la condenación de los pecados en el corazón de los hombres con las nuevas leyes mandadas, que requieren obras de arrepentimiento, las cuales, si se obedecen, resultan en la limpieza de los pecados.

    Los verdaderos cristianos han crucificado su espíritu egoísta para llegar a ser una nueva criatura, cuyos pensamientos, palabras, y obras son ordenadas por Dios. El obedecer la voz de Dios y hacer las obras que él ordena es amar a Dios; esas son las obras de amor por Él.

    Y ¿qué hay con respecto a los mandamientos morales de la ley: amar a su prójimo como a sí mismo; y no robar; y no cometer adulterio; y no mentir; y no codiciar; y no asesinar; y honrar a su padre y su madre? Claramente observar estos mandamientos no es hacer las obras de la ley; una obra es no asesinar el día de hoy, o no cometer adulterio esta noche, o no mentir esta tarde, o amar a su prójimo hoy, o tomar una hora para amar a Dios, etc. Estos mandamientos son el centro moral de la ley y están incluidos en la ley que está escrita en el corazón de cada hombre, cuyas conciencias dan testimonio, mientras que sus pensamientos los acusan o los excusan, Rom 2:14-16; estos mandamientos no han sido anulados y cualquiera que desee agradar a Dios debe mantenerlos en mente.

    Hermanos (hablo con los que conocen la ley), ¿ignoráis que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive. Rom 7:1.

    A pesar de que la sangre de Cristo hizo a la ley mosaica obsoleta, la ley interna en el corazón de todo hombre todavía está viva, nunca cancelada (y esta ley interna incluye el centro moral de la ley mosaica); y para ser liberado de la ley, por medio de la cual todos los hombres serán juzgados, usted se debe someter a Dios, condenando el pecado en su carne, con los mandatos que usted oye cuando lo espera a Él; y esos mandatos están establecidos como leyes adicionales en su corazón, en el cual están todas las leyes usted debe obedecer y continuar obedeciendo hasta que usted haya sido completamente crucificado, para entonces caminar en amor y libertad bajo ninguna ley.

    Hasta que usted pierde su vida al crucificar su naturaleza pecaminosa, su mente carnal y su espíritu impío, usted todavía está bajo la ley; hasta entonces usted todavía está caminando en carne restringida; hasta entonces la ley es su tutor. Hasta que Cristo reemplace su naturaleza, mente, y espíritu con su para que tu naturaleza carnal esté muerta, usted está bajo la ley. Cuando Cristo controla sus pensamientos, palabras, y acciones, entonces la ley ya no tiene dominio sobre usted porque el "yo" egoísta ha muerto. Aún aquellos que no conocen ninguna ley, tienen la ley interna en sus corazones por la cual el hombre es juzgado y que tiene dominio sobre él hasta su muerte.

    Esta ley interna escrita en el corazón de cada hombre nos hace sentirnos mal cuando mentimos o robamos; y esta ley incluye las leyes morales externas: no robar, no mentir, no codiciar, no asesinar, no cometer adulterio, (y toda inmoralidad sexual), honrar a su padre y a su madre, amar a su prójimo como a sí mismo, hacer por otros lo que quisiéramos que hicieran por nosotros, etc. Todo hombre será juzgado de acuerdo a esta ley interna; ningún hombre será exento de esta ley por ninguna razón, y nunca ha sido anulada ni cancelada. La ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive, Rom 7:1; la ley es nuestro tutor hasta que hemos crucificado nuestra naturaleza pecaminosa en la cruz interna de la negación propia. Las leyes morales de la ley interna exceden las leyes morales externas (Mosaicas) porque, como Jesús dijo, él vino a cumplir la ley; y entonces Él nos dijo cómo debía ser fortalecida, lo cual la ley interna refleja. La ley interna fortalecida puede ser entendida como habiendo sido violada cada vez que usted exhibe un fruto de la carne, los cuales incluyen: inmoralidad sexual, impureza, codicia, indecencia, tonterías, bromas groseras, obscenidad, adulterio, desenfreno, hechicería, odio, peleas, celos, iras, ambición egoísta, divisiones, envidias, homicidios, borracheras, fiestas, malos pensamientos, fornicaciones, iniquidad, engaño, blasfemia, orgullo, enojo, jactancia, lisonja, falta de modestia, inmoralidad, e insensatez. Cualquiera de estas cosas descalifica a cualquier hombre del cielo. Un hombre inocente de todos los frutos de la carne recién mencionados está en pleno cumplimiento de los requisitos rígidos de la salvación enunciados en las escrituras: debemos ser justos como Él es justo, 1 Juan 3:7. Debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto, Mat 5:48. Debemos ser misericordiosos como Él es misericordioso, Lucas 6:36. Debemos llegar a ser puros como Él es puro, 1 Juan 3:2-3. Antes bien, así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir, 1 Ped 1:15. Para que andemos como él anduvo, 1 Juan 2:6; y así como él es, así seamos nosotros en este mundo, 1 Juan 4:17.

    De la Palabra del Señor en el interior:

    Mientras esperas en Dios, los mandatos que requieren tu arrepentimiento que escuchas del Espíritu son nuevas leyes del nuevo pacto, escritas en tu corazón:

    Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor.
    Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré. Heb 8:10

    Las palabras que nos habla son espíritu y vida, impartiéndonos la vida de Dios a medida que sus palabras habladas se injertan en nuestro corazón, Juan 6:63, Santiago 1:21. Estas palabras son enseñanzas y mandatos; esos mandatos que requieren nuestro arrepentimiento se convierten en leyes que él pone en nuestra mente y las escribe en nuestro corazón. Cada ley que recibe se agrega a la ley interna en tu corazón. De la Palabra del Señor en el interior: "Cuando hayas escuchado las palabras muertas en la Biblia y las recuerdes, presta atención a lo que se dice; siempre obediente a Sus mandatos. Debes obedecer todas las leyes que el Espíritu establece". Cuando obedeces los mandatos de arrepentirte, por gracia Él entonces quita de su corazón incluso el deseo por ese pecado. Este proceso es repetido, primero con tus acciones, luego con tus palabras, y luego con tus pensamientos; hasta que usted hayas crucificado tu mente carnal y tu naturaleza pecaminosa — este es como se mueres a la ley a través de la ley.

    Para ser liberado de la ley, usted se debe someter a Dios, condenando el pecado en su carne, con los mandatos adaptados a las circunstancias de su vida que usted oye cuando lo espera a Él; y esos mandatos están establecidos como leyes adicionales en su corazón, en el cual están todas las leyes usted debe obedecer y continuar obedeciendo hasta que usted haya sido completamente crucificado, para entonces caminar en amor y libertad bajo ninguna ley porque eres guiado continuamente por el Señor que provee cada una de tus palabras para ser habladas y todo lo que debes hacer.

    Pablo pone en claro que si usted no obedece la ley interna, usted no tiene salvación y no tiene heredad en el reino de Dios:

    Claramente las leyes morales no pueden estar muertas, si la desobediencia a las leyes morales te mantiene fuera del reino y de la salvación. La ley no está muerta y un creyente en Jesús no está exento de ser excluido del cielo mientras todavía esté pecando hasta la muerte. Los mandamientos morales no han sido anulados por la fe en Jesús o la gracia. Debemos esforzarnos para obedecer todos los mandamientos morales hasta que estemos bajo control completo del Espíritu de Dios; entonces cumplimos la ley caminando en obediencia a las órdenes del Espíritu. A menos que usted haya sido liberado de todo pecado; a menos que usted haya sido trasladado hacia el Reino de Dios, a menos que usted sea una criatura completamente nueva, a menos que Cristo haya sido revelado en usted para que contemple su rostro, a menos que usted haya producido el fruto del espíritu, usted debe esforzarse para obedecer la ley interna, que incluye el centro moral de la ley mosaica.

    Usted no puede ser salvo y justificado tratando de observar los mandamientos o haciendo obras de la ley. La salvación y la justificación vienen por la fe en el interior que purifica su corazón y su alma a través de su gracia. Es imposible amar completamente a Dios con todo su corazón, toda su mente, toda su alma y toda su fuerza, o amar a su prójimo igual que a sí mismo a menos que el poder de Dios de verdad circuncide su corazón de todo egoísmo y maldad. Pero tratar de observar estos mandamientos morales, alejándonos del mal de la mejor manera posible, es un requisito previo para buscar sinceramente a Dios y su salvación; al comienzo usted todavía no puede controlar su mente, todavía no puede controlar completamente su boca, pero puede controlar sus manos y sus pies para que no corran ni se agarren del mal. Si usted piensa que es salvo, simplemente porque cree que Jesús es el Hijo de Dios, que fue resucitado de los muertos, etc., o porque usted también fue bautizado en el agua, entonces usted tiene una apariencia de piedad sin el poder de Dios para limpiarlo, purificarlo, circuncidar su corazón, y hacerlo santo; y cuando esto haya sido completado, el amor de Dios será perfeccionado en usted y usted estará cumpliendo la ley.

    El hecho de que la cristiandad ignora los mandamientos de la ley moral como obras de la ley es ridículo; eso hace que las obras de la ley incluyan a alguien que decide "dejar el adulterio;" cuando claramente Dios mira favorablemente a alguien que se arrepiente del mal.

    Peor aún, debido que: Cualquiera de vosotros que trate de ser justificado por la ley ha caído de la gracia, y Cristo ya no es de beneficio para vosotros. Gál 5:4; entonces, siguiendo esta lógica imperfecta (que dice que observar los mandamientos morales es hacer las obras de la ley), si usted decide no robar, usted ha perdido su salvación a través de la gracia y la fe en Jesús. La lógica torcida del cristiandad de sólo tener "fe en Jesús," ignorando los mandamientos morales y clasificando su observación como obras, hace que Jesús sea el autor de la iniquidad; es hacer la sangre de Jesús una cosa impía, una excusa para continuar pecando e ignorando todas las leyes, un permiso para la inmoralidad; y al enseñar esta doctrina, los guías ciegos del cristiandad se han echado la ley a la espalda para llevar a miles de millones de sus "creyentes" hacia el hoyo de la destrucción. De la Palabra del Señor en el interior: "ellos tambalean hacia el matadero;" ebrios con sus deseos, pasiones, orgullo, y placeres. Este es un error doctrinal de enorme magnitud; es un quebrantamiento del pacto de Dios.

    A menos que oigamos al Espíritu de Dios enseñándonos por gracia a negar la impiedad y los deseos mundanos, y cómo vivir sobria, justa y piadosamente en este mundo presente, la ley interna, que incluye el centro moral de la ley mosaica, es nuestro tutor que nos recuerda de nuestras faltas y nos motiva a ir a Dios para obtener su gracia que produce cambio.

    Antes que usted pueda oír la Palabra del Señor en su corazón para guiarlo, la primera obra es el arrepentimiento, que Juan el Bautista nos dijo que era el requisito previo para buscar el reino de los cielos:

    Arrepiéntanse: piensen de manera diferente; cambien su pensamiento, lamentando sus pecados y cambiando su conducta. Mat 3:2
    Compartan de sus excesos con aquellos que no tienen las necesidades básicas de la vida. [Esta es la clave para su éxito.]
    Sea honesto en todos sus asuntos, nunca exagere y nunca se sobrepase con nadie.
    No opriman a la gente o atemoricen a nadie, no mientan, no quieran tener más, no se quejen. Lucas 3:10-14

    Y antes que usted pueda oír la Palabra del Señor dentro de su corazón para guiarle, la ley interna en el corazón de todo hombre (que incluye el centro moral de la ley mosaica) es su tutor.
    El centro moral de la ley es: amar a su prójimo como a sí mismo; y no robar; y no cometer adulterio; y no robar; y no codiciar; y no asesinar; y honrar a su padre y a su madre.
    Claramente observar estos mandamientos morales lo mejor que podamos, mientras esperamos la guía del Espíritu, no es hacer las obras de la ley.
    La leyes morales nos recuerdan acerca de nuestras fallas y nos motivar a ir a Dios a recibir su gracia que purifica el corazón y el alma
    para llegar a ser libres de todo pecado, aún de desear pecar,
    — para poder amar al SEÑOR su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su fuerza, y
    — poder amar a su prójimo como a sí mismo.

    Cuando usted puede oír al Espíritu de Dios desde el interior de su corazón, a medida que usted espera al Señor y escucha al Señor, él le ordenará que haya más arrepentimiento en su vida.
    Los mandatos que usted le oye hablarle deben ser guardados, recordados, y obedecidos; si él le ordena negar algo en su vida, usted debe seguir negándolo.
    Los mandatos que usted obedece y guarda son entonces escritos en su corazón y su mente, y ellos suplementan la ley interna que ya está en el corazón de cada hombre;
    así se cumplen las escrituras: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré [un entendimiento interno]". Heb 10:16

    A medida que usted continúa obedeciendo los mandatos que él le da a usted, eventualmente usted será purificado por su gracia que le enseña cómo vivir justa, sobria y piadosamente en este mundo presente, hasta que usted sea redimido de todos sus pecados y purificado para ser parte de un pueblo peculiar, con celo por buenas obras. Tit 2:11-14
    De la Palabra del Señor en el interior: "Nosotros vamos a él, y él derrama su ayuda sobre nosotros; de buena manera este ejercicio de Dios purifica aquellos que lo hacen."
    Nosotros buscamos, velamos, escuchamos, oímos, y obedecemos la voz de Dios. Las palabras que le oímos hablarnos nos imparten la vida de Dios, Juan 6:63.
    De la Palabra del Señor en el interior: "Todos el que le cree al hijo, será hecho perfecto." El creer que él le habla a usted es verdadera fe. La verdadera fe purifica.
    El hacer esto repetidamente por un tiempo es como nosotros podemos acatar con los requerimientos señalados por la Biblia que la cristiandad ignora para proteger sus falsas doctrinas:
    ——ser perfecto como vuestro Padre celestial es perfecto, Mat 5:48
    ——ser misericordioso como Él es misericordioso, Lucas 6:36
    ——llegar a ser puro como Él es puro. 1 Juan 3:2-3
    ——así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir, 1 Ped 1:15
    ——para andar como él anduvo, 1 Juan 2:6, y
    ——como él es, así somos nosotros en este mundo. 1 Juan 4:17

    Así es como nos deshacemos de los frutos de la carne que nos descalifican de obtener alguna herencia en el reino de Cristo.
    Así es como debe hacer morir los pecados de su cuerpo y llegar a estar totalmente libres de pecado, aún el deseo de pecar.
    Así es como debe cargar su cruz y seguir a Jesús, al negar de propia voluntad y obedecer los mandamientos que él le habla a usted.
    Así es como testificamos acerca de pasar de la muerte a la vida (de Dios), para experimentar a Jesús trayéndole su salvación y la vida eterna de Dios.

    Después de la purificación, entonces Dios le ordena a que haga buenas obras para la gloria de él y el gozo de usted.

    La fe, que no motiva, ni vigoriza, ni produce obras, está muerta.
    Las obras de amor, vigorizadas y ordenadas por Dios son esenciales.

    Santiago dijo, "la fe sin obras está muerta." Santiago 2:17
    Santiago dijo además, "Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe." Santiago 2:24
    Mucha gente piensa que Pablo contradice a Santiago; pero por supuesto Santiago y Pablo no se contradicen, y nunca lo harían.
    En los siguientes versículos, Pablo está escribiendo en el contexto de las obras de la ley: sacrificios, diezmos, lavamientos, la Sábado, fiestas, restricciones en la comida, circuncisión, etc.
    ——Sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo. Gál 2:16    (la fe es oír y obedecer)
    ——El hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Rom 3:28
    Pablo tiene un desprecio por las obras de la ley, pero él es terriblemente mal entendido cuando esto incluye toda la ley, incluyendo los mandamientos morales.
    —— Por la ley nadie es justificado delante de Dios. Gál 3:11. Este versículo por sí mismo, sin mirar su contexto, es el error.
    —— Porque el versículo previo muestra que Pablo se está refiriendo a las obras de la ley: Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición. Gál 3:10.
    Pero Pablo deja muy en claro que las consecuencias del pecado todavía se aplican a cada hombre, y que las obras de amor vigorizadas por la fe obediente son exigidas y estimadas, (Romanos 2:8-16 a continuación):

    Pablo dice que la obediencia a de la ley interna es necesaria hasta que usted sea totalmente guiado por el Espíritu de Dios:
    ——Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Gál 5:18

    ——La ley es su tutor, hasta que haya venido su fe. Gál 3:24-25

    Un cristiano maduro está lleno de amor y cumple, incluso excede, el centro moral de la ley, caminando continuamente en obediencia a los mandamientos de Dios que él oye. De la Palabra del Señor en el interior: De la Palabra del Señor en el interior: "No hay leyes cuando se está bajo el control completo del espíritu; uno camina en amor en obediencia de la manera que el Señor se lo ordena — uno no camina en la carne restringida. A menos que tú seas testigo de que recibes la fe de parte de parte de Cristo, estás bajo la ley." La fe que nos libera de la ley viene al recibir el fruto del Espíritu, en contra del cual no hay ley. Gál 5:22-23.

    Hasta este momento, a medida que usted oye al Espíritu de Gracia en el interior convenciéndolo de pecado y enseñándole acerca de cómo vivir una vida justa, usted está en el Ministerio de Condenación, y todavía no ha recibido el ministerio de la justicia, todavía está sujeto a la Ley del Pecado y la Muerte, todavía está caminando según la carne y la mente carnal, todavía no ha recibido la Ley del Espíritu de la Vida en Cristo Jesús; todavía no está en Cristo; todavía no ha muerto a la ley a través de la ley; y todavía no camina de acuerdo a las órdenes del Espíritu en sus pensamientos, palabras, y acciones.

    Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. Heb 10:24

    Pablo no está diciendo que usted puede ignorar el código moral de la ley — ser falto de amor, inmoral, codicioso, dado a los placeres, airado, etc.
    Pablo declaró : Les he proclamado que se arrepientan y se conviertan a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Hechos 26:20
    Pablo dijo, "lleven a cabo su salvación con temor y temblor." Filipenses 2:12
    Nuevamente Pablo dice que la gracia, resulta en un pueblo celoso de buenas obras. Tito 2:14
    Pablo dijo: A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos, ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos y dispuestos a compartir. 1 Tim 6:17-18
    Si usted vive en una nación próspera e industrializada, usted es rico en comparación al resto del mundo. De modo que sea rico en buenas obras.

    Pablo dijo: gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien. Rom 2:10
    Pablo dijo: vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción. Rom 2:7

    Pedro dijo: Él es acepto el que le teme y obra justicia. Hechos 10:35
    Pedro dice otra vez: poniendo todo empeño añadid a vuestra fe, virtud .. conocimiento.. dominio propio.. perseverancia .. devoción. 2 Ped 1:5-6
    Jesús dijo: Si no os arrepentís, todos perecerán igualmente. Lucas 13:3. El arrepentimiento requiere esfuerzo de su parte.
    Y: Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete. Apoc 3:19 (Celoso significa con deseo ardiente, entusiasmado).
    Jesús dijo además: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí. Mat 11:29
    Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Lucas 9:23
    En sus mensajes a las siete iglesias, Jesús menciona a cada iglesia que sus obras son clave.
    Jesús dijo: No he hallado que tus obras perfectas delante de Dios. Apoc 3:2-3. Él quiere obras perfectas, vigorizadas por la fe.
    Jesús no sólo quiere obras, él quiere obras perfectas, vigorizadas por la fe.
    ¡Oigan! Jesús dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Lucas 13:24
    La doctrina de no hacer obras quiere hacerle creer que no es necesario esforzarse, sin embargo Jesús nos ordenó a esforzarnos, (a ejercer mucho esfuerzo).
    Jesús además dice: Estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la hallan...Porque muchos procurarán entrar y no podrán.
    ¿Acaso las advertencias de Jesús no contradicen seriamente el concepto de sólo creer en Jesús?
    Gentil lector - haga caso de lo que Jesús está diciendo. El que usted diga la oración del pecador o que se haya mojado no es algo difícil de encontrar o de hacer.

    Trabajad, no por la comida que perece, sino [más bien trabajad] por la comida que permanece
    para vida eterna
    , que el Hijo del Hombre os dará; ... Yo soy el pan de vida.
    Las palabras que yo os he hablado son espíritu y dan vida. Juan 6:27,48,63

    ¡La gracia y la salvación de Dios son proveídas para crear un pueblo dedicado a las buenas obras!

    Aquellos que han estado experimentando al Espíritu quitando el pecado de su corazón, aman la luz y felizmente van hacia la luz para que su pecado sea destruído aún más.
    Aquellos que han sido liberados del pecado, van felizmente hacia la luz ser dirigidos por Dios a hacer obras de amor, para su gozo y para la gloria de Dios.
    El hombre va a la luz al esperar a Dios en silencio, velando y escuchando con la esperanza de un cambio por medio de Jesús.
    Aquellos que van a la luz aman a Cristo, como es puesto en evidencia por su obediencia a la verdad.

    Dios juzga a cada hombre por sus palabras y sus acciones; cada hombre significa que no hay excepciones — cada hombre, incluso aquellos que creen en Jesús:

    Usted no puede ser justificado sin tener fe en Cristo, quien ilumina a todos los hombres en el mundo. Sin embargo, la fe sin las resultantes obras, comenzando con el arrepentimiento, no cuenta para nada. Usted no puede sólo decir "yo creo" y vivir en su naturaleza pecaminosa sin obediencia. Las obras de amor vigorizadas por la fe, son estimadas y requeridas por Dios. Como dijo Pablo en Rom 2:10: gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien. Las obras de amor, obras de obediencia a la voz del Señor, dejar de mentir, dejar de cometer adulterio, etc., no son obras de la ley. Las obras de la ley son las comidas especiales, los lavamientos, sacrificios, ceremonias, rituales, etc; y tales obras son hechas por la voluntad del hombre (el hombre decide cuáles hacer), mientras que las obras de la obediencia amante a los mandatos que el hombre oye a Dios pronunciar son las obras de la fe obediente — así es como se hace la voluntad de Dios en la tierra así como en el cielo, la oración que usted ha hecho miles veces.

    Sí, somos justificados por la fe, así como nuestros corazones son purificados por la fe, así como nuestras amas son purificadas por la obediencia a la verdad. Pero la fe tiene que ser operativa, produciendo obras de arrepentimiento, incluyendo cargar nuestra cruz; la fe operativa de la que habla Pablo es un proceso de obediencia a la guía del Espíritu. Un verdadero cristiano es hechura de Dios, creado en Cristo Jesús para buenas obras, Efe 2:10; creado por Cristo, quien se dio a sí mismo por nosotros, para poder redimirnos de toda iniquidad [actos impíos, pecado], y purificar para sí mismo un pueblo peculiar, celoso de buenas obras. Tit 2:14. ¿Cuáles son las obras para las cuales Cristo nos crea? No las obras de la ley, sino las obras de obediencia bajo su dirección: 1) las obras de arrepentimiento, y 2) las obras que son ordenadas, dirigidas, y vigorizadas por Dios. Las obras obedientes son las únicas obras que usted hará en su vida que no serán quemadas en el juicio, cuando todo hombre sea juzgado por sus obras. Dios quiere que sus hijos hagan su voluntad en la tierra, así como en el cielo. Dios quiere que sus hijos de amor muestren el amor de Dios a todo el mundo que está en la impiedad — por medio de las obras de amor para su gloria.

    Para llegar a ser hijos de Dios, no para ser hijos de Dios; y por lo tanto debemos ejercitar ese poder al buscar a Dios: esperando a Dios en silencio, escuchando, oyendo, creyendo lo que él dice o nos muestra, y obedeciendo — repetidamente hasta que vemos el rostro de Jesús aparecer en nuestros corazones para traernos nuestra salvación.

    La fe es el proceso de seguir los mandamientos que oímos y que escuchamos de Jesús desde el interior de nuestro corazón; por medio de la obediencia la persona es limpiada, purificada, justificada y salvada. Pablo habla de la fe que viene a liberarnos de la ley como nuestro tutor. En Gál 5:18, él dice: si (y cuando) sois guiados (inspirados, ordenados, mandados) por el Espíritu, no estáis bajo la ley. De modo que él define la fe como estar en obediencia a la guía del Espíritu. De modo que la fe es seguir los mandamientos que hemos oído del Espíritu de Dios, del Señor. Esta es una aclaración importante de la definición de la fe, como nos dice Pablo además, que él le predica al mundo de la fe que está en nuestros corazones y nuestras bocas, y la fe viene por el oír la palabra; y Jesús dijo: Bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la "guardan". Por lo tanto la fe es oír la palabra en el interior, y creer que es el hijo de Dios que le habla, y después guardarla [obedecerla, practicarla], repetidamente.

    ¡Note! Gálatas 2:17 Pero si es que nosotros, procurando ser justificados en Cristo.. Como creyentes, debemos procurar ser justificados. Sólo con creer en Jesús, no somos justificados automáticamente. De la misma manera por la fe uno es justificado; pero obviamente al creer en Jesús, uno no llega a ser puro instantáneamente.

    No somos justificados, limpiados, purificados ni salvados instantáneamente. Como dijo Pablo procuramos ser justificados por Cristo y también dijo que debemos continuar ocupándonos de nuestra salvación con temor y temblor, Fil 2:12; y ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cercana de nosotros que cuando creímos. Rom 13:11. Pablo está hablando de ser justificados por las ordenanzas, sacrificios, y lavamientos de la ley. Él no está hablando de robar, mentir, matar, codiciar, y cometer adulterio mientras creamos en Jesús.

    Martín Lutero, el principal fundador del protestantismo en la reforma, encontró que este versículo era el fundamento de su nueva definición de la salvación y la justificación. Él estaba tan resuelto que tradujo este versículo para que dijera: "el hombre es justificado sólo pro la ley y no por las obras de la ley." Él llamó a la epístola de Santiago "una epístola de paja" porque Santiago dijo que "la fe sin obras está muerta", queriendo decir que las obras son obediencia a los mandatos que oímos de la Voz del Señor. Lutero no entendió la fe por el oír la Palabra de Dios desde el interior del corazón; ni tampoco entendió que las obras de amor obediente a los mandatos pronunciados que oímos de Dios difieren de las obras de la ley, que son hechas por la voluntad del hombre y típicamente incluyen sacrificios, ceremonias, observación de días, diezmos, circuncisión, etc. Por lo tanto Lutero, al no entender que las obras de la ley diferían de las obras de la fe, concluyó que cualquiera que creyera en Jesús era justificado y salvo. Lutero obviamente no podía oír la voz del Señor, y por lo tanto concluyó erróneamente que Pablo y Santiago estaban en conflicto. La razón por la cual Lutero no podía oír la voz del Señor es porque él estaba predicando y enseñando errores, y por lo tanto, estaba llevando a la gente al cautiverio — al cauterio continuo de la esclavitud al pecado. La fe falsa, la salvación falsa, y la justificación falsa de Lutero entonces llegaron a ser el fundamento de la doctrina protestante; pero desgraciadamente la piedra angular protestante es sólo arena, y cuando venga la tormenta, grande será la destrucción de esos protestantes que construyeron sobre ella.

    Cuando Lutero publicó su Biblia en Alemania, fue una sensación. La gente depravada escuchó sus enseñanzas acerca de la fe y la justificación y concluyó que ellos eran santos; algunos concluyeron que eran profetas; algunos concluyeron que eran apóstoles. Ellos comenzaron a mal completamente interpretar otros pasajes en la Biblia (después de todo, todos eran santos — sí, claro), incluyendo "los mansos heredarán la tierra" como queriendo decir que la propiedad de la clase alta era de ellos por derecho divino; y así ellos organizaron el ejército del Señor de 300.000 hombres, y a violar, matar, y saquear a 100.000 católicos y miembros de la nobleza en la Guerra de los campesinos.

    Cuando Lutero alcanzó esta conclusión falsa, él era un sacerdote católico; y los católicos en ese entonces y ahora creen que el hombre es salvo por medio de llevar una buena vida; y una buena vida para los católicos consiste en hacer buenas obras, no en obediencia a la voz del Señor, sino por la voluntad del hombre; debido a que los sacerdotes católicos y la jerarquía tampoco podían oír la voz del Señor, la única manera en que ellos podían interpretar Mateo 25:31-48, la parábola de Jesús acerca de la separación de las ovejas y los cabritos basada en las obras, era que estas obras eran hechas en la voluntad del hombre. Y por lo tanto tampoco los católicos alguna vez entendieron la fe o la salvación.

    Debido a que doctrinas similares perniciosas ya estaban infiltrándose en el cristianismo durante el tiempo de la iglesia primitiva en Jerusalén, Santiago ridiculizó tales doctrinas con declaraciones como: 1) la fe sin obras es muerta, y 2) tú dices que crees que hay un Dios; bien haces. Aún los demonios creen eso, y tiemblan. Aunque Santiago era un apóstol, un hermano natural de Jesús, y un pilar de la iglesia en Jerusalén, y el sucesor de Pedro como líder del concilio de los apóstoles (todo lo cual lo hizo más grande en Cristo que Lutero), Lutero consideró sus opiniones propias como superiores a las de Santiago. Lutero también tenía un desprecio por los libros de Ester, Hebreos, Judas y Apocalipsis.

    En su arrogancia, Lutero tuvo palabras duras para el libro de Apocalipsis, diciendo que él no podía "en ninguna manera detectar que el Espíritu Santo lo hubiera producido." Justificó su rechazo de la autoría apostólica de Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis porque los primeros católicos romanos categorizaron estos libros como antilegomena, es decir, que no eran aceptados sin reservación como canónicos. Lutero no entendió lo que realmente significaba la palabra "fe"; fe es oír la palabra de Dios, que está en su corazón y su boca, para obedecerla, Rom 10:8,17; él pensó que sólo era creer que Jesús es el Hijo de Dios basado en la creencia del registro bíblico, la común interpretación errónea de Juan 3:16. Creer en el Hijo es creer lo que usted le oye al Hijo decirle que haga: que sus palabras son verdaderas, y por lo tanto usted le obedece. Aquellos que le han recibido en la luz, mientras creen en su nombre, tienen el poder para llegar hijos de Dios, no para ser hijos de Dios; debemos ejercitar y hacer crecer nuestra fe al buscar a Dios: esperando a Dios en silencio, escuchando, oyendo, creyendo lo que él dice o nos muestra, y obedeciendo — repetidamente hasta que vemos el rostro de Jesús aparecer en nuestros corazones para traernos nuestra salvación.

    Contraste el desprecio de Lutero por ciertos libros de la Biblia con los primeros cuáqueros, que nunca pronunciaron una palabra de duda o crítica en contra de los libros de la Biblia. Al contrario, ellos los aceptaron todos y citaron de todos ellos, encontrando que todos eran completamente compatible con su entendimiento. (Jorge Fox señaló algunos de los errores en la traducción, pero nunca cuestionó la validez de ninguno de los libros de la Biblia.)

    Lutero y los fundadores protestantes cayeron en el exacto error en contra del cual advirtió Pedro con respecto a leer las cartas de Pablo: en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los indoctos e inconstantes tuercen, como lo hacen también con las otras Escrituras, para su propia destrucción. Así que vosotros, oh amados, sabiendo esto de antemano, guardaos; no sea que, siendo desviados por el engaño de los malvados, 2 Ped 3:16-17, lo cual es presumir salvación instantánea, todavía sumergidos en el pecado, sólo con creer que Jesús es el hijo de Dios. El engaño de los malvados es pensar que la maldad (el pecado) es excusado por la gracia, lo cual Judas también denunció. Creer no es salvación, como Pablo enfatizó once veces en sus cartas a los creyentes en las iglesias:

    Pedro repite el mismo mensaje, que salvación no es sólo creer o tener fe, sino que la salvación es el fin de la caminata obediente de la fe, y requiere crecimiento :

    que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación preparada para ser revelada en el tiempo final. En esto os alegráis, a pesar de que es necesario sufrir unas pocas aflicciones ahora por medio de varios pruebas, para que la prueba de vuestra fe--más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego--pueda resultar en alabanza, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. Aunque no le habéis visto, le amáis; y aunque no lo veáis ahora, pero en él creéis, vosotros os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo así el fin de vuestra fe — la salvación de vuestras almas. 1 Ped 1:5-9.

    Desead como niños recién nacidos la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis hasta salvación. 1 Ped 2:2

    La salvación, que es la liberación del pecado, ocurre cuando usted experimenta la gracia de Dios (Cristo) traída a usted, cuando Cristo destruye el espíritu egoísta en usted por el espíritu de su boca y el resplandor de su venida, cuando él aplasta la cabeza de Satanás bajo sus pies, Rom 16:20

    La fe sin obras está muerta. La antigua controversia la cristiandad.
    Los protestantes claman: "no por obras, por fe; no por obras, por gracia. De modo que no tenemos que hacer nada para ser salvos. Ya somos salvos."
    Los católicos romanos dicen: "el hombre es salvo por vivir una buena vida", haciendo referencia al hecho de que en el juicio las ovejas y los cabritos son separados sobre la base de sus buenas obras. Mat 25:31-48.
    Los católicos están más cerca de la verdad porque todo hombre es juzgado por sus palabras y sus obras;
    pero un fornicario bueno, o un borracho bueno, o una persona codiciosa y buena, o un mentiroso bueno, no importa cuales sean sus buenas obras, no se escapará de la furia de Dios.
    Es imposible llevar una "buena vida" a menos que Dios le ordene las obras buenas que debe hacer;
    y a menos que su espíritu egoísta sea crucificado en la cruz interna de la negación propia, para que el Espíritu de Cristo tome su lugar en el trono de su corazón, Dios no le ordenará qué obras buenas hacer — su fe estará muerta, y su supuesta salvación será increíblemente revelada como una mentira que usted amó más que la verdad.

    Si usted desea más detalles acerca de este mismo tema, Margarita Fox ha escrito documentos excepcionales acerca de esto, los cuales están disponibles en este sitio para obtener más entendimiento.

    4 Luego, ¿invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, establecemos la ley. De modo que la ley no ha sido invalidada. Usted debe obedecer las partes morales de la Ley, lo cual no es las obras de la ley. Las otras traducciones bíblicas literales también lo aclaran: (haga clic para ver)

    La versión Reina Valera dice: ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la Ley.
    La Biblia en Lenguaje Sencillo dice: Al contrario, si confiamos en él, la ley cobra más valor.
    La Biblia de las Américas dice: ¡De ningún modo! Al contrario, confirmamos la ley.

    Las cartas de Pablo han sido malentendidas, al eliminar toda la ley, y nada podría estar más lejos de la verdad, a menos que usted haya progresado tanto como hasta estar bajo el control completo del Espíritu de Dios. A Jesús se le preguntó: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús respondió: guarda los mandamientos. No asesinarás. No cometerás adulterio. No robarás. No levantarás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Él enumeró el código moral de la ley que está en el corazón de todo hombre. Entonces él le dijo que debía vender sus posesiones, darle a los pobres, tomar su cruz y seguirle. Seguirle a él es esperar, escuchar en silencio, oír, y obedecer, y así recibir con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Santiago 1:21.

    Mientras nuestro espíritu egoísta todavía está vivo, mientras todavía no está completamente crucificado en la cruz interior de la negación propia, todavía debemos hacer por otros lo que nosotros quisiéramos que ellos hicieran por nosotros; todavía debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; no debemos robar, mentir, asesinar, cometer adulterio, codiciar, etc. Nuestra justicia debe exceder la de los fariseos. A medida que usted avanza espiritualmente al guardar los mandamientos, el amor de Dios finalmente es perfeccionado en usted, 1 Juan 2:5. Entonces el amor cumple la ley, y nosotros establecemos la ley. Cumplir la ley es obedecerla completamente, haciéndola aún más válida y más fuerte. Uno debe de pasar más allá de la ley, caminando bajo el control completo del Espíritu. De la Palabra del Señor en el interior: "No hay ley cuando se está bajo el control completo del espíritu; uno camina en amor en la obediencia a medida que uno es inspirado—uno no anda en la carne restringida." La Ley fue aplicada al hombre caído, que perdió la vida y la guía de Dios; ninguna ley se aplica al hombre que ha sido restaurado a la imagen espiritual de Dios.

    Y a menos que podamos ir al Señor y seguir su consejo para ser cambiados, la ley interna, (que incluye el centro moral de la ley mosaica), es nuestra tutor, un recordatorio para nosotros de nuestros problemas, y un motivador para arrepentirnos de nuestros viejos caminos y buscar ayuda divina para ser aún más diferentes, y así llegar a ser agradables a Dios. Mientras la ley es nuestra guía, nosotros conoceremos los estados en que Pablo describió que él estaba: "Porque no entendía lo que hacía, porque no hacía lo que tenía la intención de practicar; pero lo que odiaba hacer, eso hacía." Rom 7:15, y "De manera que ya no era yo el que lo hacía, sino el pecado que permanecía en mí." Rom 7:17. Pablo pasó por ambos estados, y todos deben pasar por estas etapas antes de llegar a la libertad de los hijos de Dios y así disfrutar la libertad cristiana. (El estado final de Pablo fue: "Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" Gálatas 2:20.)

    Sin obediencia, usted no puede conocer a Jesús: En esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que obedecemos sus mandatos. 1 Juan 2:3
    Sin obediencia, usted no puede amar a Jesús: Si un hombre me ama, obedecerá mis palabras habladas. Juan 14:23
    Sin obediencia usted no es un amigo de Jesús: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Juan 15:14
    Sin obediencia, usted no puede nacer otra vez mientras todavía sigue pecando: Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado. 1 Juan 3:9.

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