Romanos 8:24-25 Mostrar el Capítulo y las notas   24 Porque fuimos salvos con esperanza;6 pero una esperanza que se ve no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando lo que ya ve? [En esta vida presente somos salvados por la esperanza del verdadero evangelio: siendo purificados, liberados de todos nuestros pecados (incluso nuestros deseos de pecar), para llegar a ser uno con Cristo y Dios, y para entrar en el reino, todo mientras estemos en la tierra y luego para siempre. De la Palabra del Señor en el interior: " La esperanza libera el poder de Dios para cambiarte. No hay esperanza para ninguno fuera del poder de Dios." ¡Nuestra esperanza nos motiva a llevar la cruz interna de la negación propia hasta que obtengamos todas las promesas de Dios, cuando veamos a Jesús traer nuestra salvación!] 25 Pero si esperamos lo que no aun vemos, entonces lo aguardamos [la salvación] con paciente perseverancia. [Note, Pablo les dice que si ellos no han visto su salvación, ellos deben esperarla con paciente perseverancia. Esta es otra prueba de que la salvación viene a aquellos que prestan atención y obedecen los mandatos de Dios y le esperan persistente y pacientemente, Heb 5:9, 9:28. Leer acerca de ser salvo, o que los predicadores nos digan que somos salvos, o decir que somos salvos, no es ver o experimentar la salvación; por lo tanto, ¿cómo vemos la salvación? — cuando vemos a Jesús traer nuestra salvación en la vida presente. Así como nosotros, a través del Espíritu Santo, por fe, pacientemente aguardamos la esperanza de justicia, Gál 5:5, también esperamos la salvación. De la Palabra del Señor en el interior: "Usted debe esperar en el Señor para recibir la salvación."] |
6 fuimos salvos con esperanza. La salvación no se debe asumir, la salvación se debe experimentar y ver.
Somos salvos por la gracia que purifica el corazón y el alma a través de nuestra fe en las promesas de Dios, pero debemos tener la esperanza de poder asegurarlas:
- por la esperanza de ser guiados a toda verdad y enseñados todas las cosas por Dios,
- por la esperanza de ser limpiados por el poder de Dios,
- por la esperanza de ser liberados de nuestros pecados,
- por la esperanza de salid de la oscuridad a la luz de Dios,
- por la esperanza de llegar a ser hijos de la luz, (la luz que es Dios),
- por la esperanza de vencer al mundo, el diablo, y la muerte, hacia la victoria,
- por la esperanza de ser renovado a la imagen espiritual de Dios,
- por la esperanza de caminar por fe, en el espíritu, en amor, y en la luz,
- por la esperanza de llegar a ser puros,
- por la esperanza de ver a Dios aparecer en su corazón,
- por la esperanza de ver la gloria de Dios,
- por la esperanza de que usted aparezca en gloria cuando él aparezca,
- por la esperanza de producir el fruto del espíritu y darle gloria al Padre,
- por la esperanza de llegar a ser justos,
- por la esperanza de llegar a ser santos,
- por la esperanza de una limpieza eterna y perfección,
- por la esperanza de ser perfeccionados como se nos mandó,
- por la esperanza de crecer hasta llegar a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo,
- por la esperanza de ser resucitados con Cristo, cuando Cristo es resucitado en usted,
- por la esperanza de llegar a ser una criatura completamente nueva,
- por la esperanza de que Cristo gobierne su corazón,
- por la esperanza de entrar en el reposo prometido de nuestras labores, a hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, vigorizadas por Dios,
- por la esperanza de entrar en la unión con Cristo y con el Padre,
- por la esperanza de entrar en el Reino,
- por la esperanza de tener comunión con Cristo y el Padre,
- por la esperanza de tener comunión en el Espíritu con otros santos en el mundo, y hombres del pasado que fueron perfeccionados,
- por la esperanza de la vida eterna en Dios que nos es traída cuando le vemos traer nuestra salvación — y
- por la esperanza de que todo esto ocurre por fe a través de la gracia de Dios cuando vivimos en este mundo presente.
¿Y cómo demostramos nuestra esperanza? Sentarnos a los pies de Jesús y escuchar su palabra es lo único que es necesario en cualquiera que desee experimentar las promesas de la Biblia:
Jesús no le estaba leyendo las escrituras a María, él le estaba hablando; debemos oírle hablarnos a nosotros también: porque las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63. Nosotros debemos ir a él. Debemos esperar en él — escuchar en silencio, con la humildad de un pecador en necesidad de su poder que produce cambio — la gracia. Debemos escuchar, oír, y recibir con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Santiago 1:21. Diariamente debemos esperar, velar, escuchar, oír, obedecer... esperar, velar, escuchar, oír, obedecer..... buscar, escuchar, obedecer. Debemos perseverar hasta el fin, cuando Cristo nos trae la salvación.
Sentarse en silencio, luchando con su mente para oír, es una cruz para su voluntad; obedecer es una cruz para su voluntad — negar su voluntad, y ceder a hágase tu voluntad — esta es la cruz interna de la negación propia. De la Palabra del Señor en el interior: "Poco a poco la voluntad del Señor será progresada." Haga esto, y usted estará siguiendo a Jesús.
De la Palabra del Señor en el interior: " La esperanza libera el poder de Dios para cambiarte. No hay esperanza para ninguno fuera del poder de Dios." Sin el poder de Dios obrando en usted, no hay victoria, no se puede vencer. Hay tres fuentes para que el poder de Dios sea liberado para purificarlo: 1) la verdadera esperanza y el evangelio, 2) la cruz interna de la negación propia, y 3) el poder en el nombre de Jesús. Este poder de Dios obra en nosotros, y nos mantiene a través de la fe en la salvación, lo cual es ser liberado del pecado. Hoy el cristianismo está sin la cruz y sin la verdadera esperanza; y así, sin el poder de Dios, dejado sólo como una apariencia (cascarón vacío) del cristianismo original, sin la nueva vida de la nueva criatura, sin santidad, revolcarse en el pecado, haciendo alarde de su imperfección, pereciendo, cuyo fin es la destrucción. Porque sin el poder de Dios liberado para cambiar al hombre, su corazón está lleno de pecado y es inaceptable para Dios, independientemente de lo que sus labios puedan decir en forma de culto. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo. 2 Cor 5:10
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